Busque las siete diferencias (El País, 16-12-2013 vs El País, 31-1-2016). pic.twitter.com/lVtU9Oexz2— Pepe Fdez-Albertos (@jfalbertos) enero 31, 2016
Hubo un tiempo en el que 'El País' era el rotativo español de referencia y con criterio para gentes progres o bien informadas -referencia en general de la escasa prensa seria nativa-, cuando se denominaba "diario independiente de la mañana". Un día, preso del delirio multimedia dentro del desvarío general de la burbuja Marca España, pasó a convertirse en "el periódico global en español", pero casi al día siguiente, ahogado por las deudas, purgado de redactores y plumas críticas -pero no de los pastizales de los directivos- y sometido al rescate de un fondo de inversión, se quedó en "el periódico global" a secas. Era el momento en que el millonario lumbreras del hundimiento anunciaba las rebajas -el ERE a la plantilla- con una de esas sentencias míticas de la crisis: "No podemos seguir viviendo tan bien".
Global, como alegoría perfecta del panfleto neoliberal al que ha quedado reducido en su 40º aniversario. Hace 40, 30, 20 y aún hasta hace 10 años el diario podía presumir de dar alguna lección de democracia. Hoy, convertido en una caricatura de sí mismo -como demuestra el nivel maribel del editorial del pasado domingo-, ya solo nos enseña tristemente cómo ser fiel reflejo crepuscular de un sistema corrupto y decadente, pero cumplidor lacayo de la dictadura financiera.
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