Dignidad: competencia básica curricular para la escuela.
El cine español paga su deuda con los españoles de Mauthausen
El verdadero Francesc Boix y Mario Casas caracterizado como él. |
papeles de subinformación
Dignidad: competencia básica curricular para la escuela.
El verdadero Francesc Boix y Mario Casas caracterizado como él. |
Franco dio un golpe de Estado contra un régimen democrático. No hay más. La derecha franquista ha ido cambiando de versión, falseando la realidad, para intentar legitimar aquella sublevación contra el orden constitucional.
- Si en el mundo hay una corriente marginal e incluso perseguida de revisionistas que niegan el Holocausto, en nuestro país contamos con un grupo mucho mayor de negacionistas de los crímenes del franquismo
Necesitaría 1.000 artículos como este para incluir todos los datos. Solo he aportado una pequeña muestra de lo ocurrido. ¿De verdad hay que seguir debatiendo sobre esto? ¿De verdad es democrático dar voz en los medios de comunicación a quienes tratan de ocultar la realidad, justifican los asesinatos e insultan a las víctimas? ¿De verdad creen que este artículo sería necesario en un país normal?
- El mercantilismo imperante en el periodismo ha provocado que todo contenido informativo que no sea negocio o interés político quede fuera de objetivo
- La saturación informativa y el concepto de que tenemos derecho a estar informados hace olvidar que la buena información alguien la debe pagar
Resulta muy habitual que los medios llamen a algún periodista, más o menos cercano al lugar de los hechos, insinuando que solo quieren una opinión personal o un comentario cuando en realidad lo que están es ahorrándose en corresponsal o enviado especial.
La precariedad del periodismo y la naturalidad con la que se asume es tremenda. Son numerosos los medios que sistemáticamente no pagan a sus redactores ni a sus columnistas de opinión. Numerosos y de todo el espectro ideológico. Unos porque los explotan laboralmente, otros porque apelan a su simpatía ideológica y otros escudándose en que están comenzando a andar.
Sin duda las audiencias y los lectores tienen también responsabilidad en lo sucedido. La saturación informativa y el concepto de que tenemos derecho a estar informados hace olvidar que la buena información alguien la debe pagar.
No nos vamos, SALTAMOS |
No seamos cómplices tampoco nosotros. No consintamos que la memoria de los héroes, como Peter Norman, se pierda en el olvido.
Aunque no lo encuentres en la prensa, en Francia se viven importantes jornadas de protestas contra la reforma laboral. Desde finales de febrero y tras la Huelga General del 31 de marzo, organizaciones de trabajadores y estudiantes unidos a los movimientos sociales como la Nuit Debout, protagonizan episodios de desobediencia civil.La batalla de Francia revela justamente la trascendencia inversa a la cobertura de los medios mainstream de (in)comunicación masiva: una silenciada y amplia protesta obrera y popular para tratar de detener las crecientes amputaciones en derechos y libertades, no sólo laborales, de nuestro país vecino. Con acciones imaginativas y contundentes -como la huelga de electricidad, cortando el servicio a las empresas y restableciéndolo a los hogares pobres- en la lucha contra la contrarreforma laboral o con la apelación a la desobediencia civil general desde el movimiento NuitDebout para lograr una transformación social profunda. Más de un millón de personas se manifestaron el pasado 14 de junio, pero sólo los actos violentos fueron noticia, en especial los relacionados con la Eurocopa, como otra parte más del espectáculo.
Por todo el país miles de personas en pie en manifestaciones y piquetes. Se han cortado accesos a ciudades y se viven episodios de dura represión por parte del gobierno contra su gente. Pero cada vez más personas se suman a las manifestaciones y las protestas, como frente a la asamblea Nacional de París o la asamblea de indignados de París, en la plaza de la República. [seguir leyendo: Plazabierta]
Todo está en el artículo 1: Incluso aunque sólo sea por este artículo, todo el proyecto de ley El Khomri debe ser retirado. Es el cuestionamiento histórico, teórico, jurídico fundamental de todo un siglo del Estatuto de los Trabajadores.Esta nueva declaración local de guerra a 18 millones de empleados franceses es lo que está causando, en palabras de la ignorancia, "molestias a los turistas, inestabilidad económica, inseguridad en las calles, daños a los bienes y las personas, caos y miedo", en referencia a las manifestaciones y acciones de protesta -cuando en realidad todo ello es consecuencia de la desgobernanza financiera-, llegando hasta el delirio de plantearse la prohibición de las manifestaciones, en línea con la apuesta de militarizar el país. En la agenda del colapsado capital global, la imposición de su pensamiento único -there is no alternative- y de un estudiado y dilatado programa reaccionario de recortes económicos, políticos y civiles -TTIP, deudocracia, austericidio, saqueo del bien común, estado de excepción permanente...-, incluyendo el asedio a los derechos laborales y el desguace del estado social, sigue siendo contestado -primavera árabe, 15M, Occupy...- y al mismo tiempo cada vez más duramente reprimida cada contestación, de manera policial directa, con el discurso indirecto del miedo o con medidas coercitivas desde gobiernos y agencias al servicio de la corporación del 1% -troikas, eurogrupos, bancos centrales- que trata de salvar sus muebles frente al desastre que viene. Esa gente espectral, organizados en la cleptocracia, reducidos sus planteamientos a la doctrina del shock, apóstoles de una decadente metafísica económica, arquitectos de una distopía ecofascista que quiere seguir viviendo por encima de nuestras posibilidades y las del planeta.
Para entender esto hay que saber que el Estatuto de los Trabajadores nació en 1910 después de la catástrofe de Courrières en el Paso de Calais, allá por 1906. Durante esta tragedia, 1.099 mineros perdieron la vida en el fondo de los pozos. El patrón había exigido que el trabajo se reanudase al cesar la búsqueda de sobrevivientes, de lo contrario el carbón polaco venía y debería cerrarse la puerta de las minas. Una docena de días más tarde, 13 sobrevivientes y luego uno más reaparecieron. El choque emocional fue tal que se decidió crear el Ministerio de Trabajo para que pudiera escapar de los requisitos del Ministerio de Economía.
La elección básica era adaptar el trabajo a la persona y no la persona al trabajo. Si se había exigido las 3 x 8 (8 horas de trabajo, 8 horas de recreo, 8 de descanso), no fue para complacer a los propietarios de las empresas sino a las personas, para que pudieran vivir con su trabajo.
Así que cuando el presidente Hollande anunció que iba a "adaptar el derecho al trabajo a las necesidades de las empresas", estamos ante una contrarrevolución conceptual. No tiene nada de "moderna" y nada tiene que ver tampoco con la "crisis": es la vuelta al siglo XIX, mucho antes aún que 1906, en los inicios de los salarios post esclavitud cuando no había ni leyes ni cotizaciones sociales.
No tiene nada que ver con el empleo: François Hollande lo confesó el 21 de febrero de este año al precisar que la ley "no tendrá ningún efecto en términos de empleo durante varios meses. Sino que se trata de instalar un nuevo modelo social". No podía reconocer de mejor manera que el desempleo era un pretexto, y que de lo que se trataba era principalmente de romper con la legislación laboral vigente.
El proyecto llamado El Khomri es pues una puesta en cuestión ideológica ultraliberal de décadas de lucha de los sindicatos y de la izquierda para proteger a los empleados. Incluso la patronal ha quedado sorprendido de que este proyecto de ley vaya más allá de lo que ha defendido la derecha.
El gobierno Valls ha despreciado la capacidad de respuesta de los sindicatos de trabajadores, de la izquierda, aquí forzada a distanciarse del rechazo de todos los sindicatos. Pero es aún más despreciable, ya que se trata de unos principios libres y universales, no la forma de abusar de un puñado de empleados de la tienda de la esquina...
A lo largo de cien años, el Estatuto de los Trabajadores ha sido construido para que los derechos de las personas al empleo escapen de las exigencias ciegas del mercado, de la rentabilidad, de la competitividad. Este es un código excepcional, ya que está forjado de luchas y de sangre, de sudor y de lágrimas. Es el producto de 1920 a 1936, de 1945 a 1968, de 1995 a 2002, de huelgas, de ocupaciones, de manifestaciones, de negociaciones y de leyes de la República. [seguir leyendo: artículo de Gérard Filoche en Sinpermiso]
[...] El poder quería nuestra lucha local, sectorial, dispersada y reivindicativa. Le anunciamos que será global, universal, conjunta y afirmativa.
Nunca daremos lo suficiente las gracias a la Ley El Khomry por habernos devuelto el sentido de dos cosas que habíamos olvidado hace demasiado tiempo: el sentido de lo común y el de la afirmación. Ofreciéndole al arbitrio del capital latitudes sin precedentes, esta ley generaliza la violencia neoliberal, que golpeará de aquí en adelante de manera indistinta a todas las categorías salariales y les empujará a descubrir lo que tienen profundamente en común, la condición salarial, precisamente. Deshace así las diferencias que les tenía separados. Sí, hay algo profundamente común entre los Goodyear, los Conti, los Air France [...] entre Henry, el ingeniero súpercualificado de una subcontrata de Renault, que es despedible porque ha hablado demasiado sobre el documental Merci, patron! en su lugar de trabajo; entre Rajah y Kefar, asalariados precarizados de la sociedad de limpieza Onet, despedidos y reenviados a la miseria por una minúscula falta; y con todos los universitarios que contemplan a través de todos ellos lo que les espera; y los estudiantes de secundaria que les siguen de cerca. Podría alargar esta lista indefinidamente, puesto que la realidad es que en esta época que vivimos es interminable.
Por lo tanto, gracias, gracias sinceramente, El Khomry, Valls y Hollande. Gracias, sí, gracias. Gracias por haber empujado tan lejos la ruindad para que no tengamos otra elección que salir de nuestra somnolencia política. Para que nos tengamos otra elección que salir del aislamiento, y a veces del miedo, para juntarnos. Gracias también por habernos al fin abierto los ojos y hacernos ver que en el punto en el que estamos ya no hay nada que negociar, no hay nada que reivindicar, que todas esas prácticas rituales y codificadas están cayendo en lo grotesco. Dejémoselas, por tanto, a un cierto sindicalismo arrodillado a su reptación habitual. Nosotros estamos decididos a tomar otra vía, la vía que revoca los marcos, los roles y las asignaciones, la vía del deseo político que empuja y que afirma.
Creyendo continuar como siempre su pequeño camino amable al servicio del capitalismo neoliberal, la Ley El Khomry creía sin duda, que como tan habitualmente desde hace 30 años, entraría como mantequilla. No han tenido suerte. Ha dado en hueso. Sin darse cuenta ha traspasado uno de esos umbrales invisibles donde con una sola gota todo cambia. En griego eso es lo que catástrofe quiere decir, cambio. Y es verdad que es la catástrofe para este gobierno. Aquellos de los que esperaban que reivindicásemos de manera educada, no queremos ya reivindicar, aquellos que estaban separados se unen. Otras ideas nos vienen a la cabeza, ideas desconcertantes. Por lo tanto, en este sentido, la situación es catastrófica. Y puede ser que sea la mejor noticia política desde hace décadas. El primer gesto de la catástrofe --no el último, sólo el primero-- es un gesto de imaginación. Y es por eso que nos hemos reunidos esta noche aquí, para imaginar la catástrofe, traigámosles la catástrofe.
[extracto del discurso pronunciado por el economista y sociólogo Frédéric Lordon en la acampada de la Place de la République de París -la NuitDebout- el pasado 31 de marzo]
Desde el país socioliberal de las momias, gracias a Mongolia |
La decadencia y la impunidad "no dejan cerco". ¿O tal vez sí? |
Los ciudadanos están muy preocupados por la corrupción. La actualidad la marca la corrupción con el levantamiento del secreto del sumario para doce de las catorce piezas de la famosa trama Púnica. Y sin embargo los periódicos apuestan por Maduro y Venezuela.
No pueden ser tan torpes. Pero sí tan corruptos. La sombra de la podredumbre es alargada y sus raíces profundas. Vigilemos atentamente a los vigilantes. Por si fueran cómplices…
La tarta del fondo de reptiles en la tierra con nombre de vino. Fuente: Como Puños |
“Como el Gobierno no va a investigar, lo vamos a hacer nosotros”, fue la idea que impulsó la creación de plataformas ciudadanas para juzgar a los responsables de una crisis que las asambleas del 15M siempre calificaron de “gran estafa”. En 2012, de forma paralela a la creación de 15MpaRato, en Madrid nacía el Tribunal Ciudadano de Justicia (TCJ). Cuatro años después, el pasado 30 de marzo, desde el centro social okupado CSOA La Morada, sus portavoces anunciaban la noticia más esperada: el juez José de la Mata había admitido su querella contra el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa y una veintena de altos directivos por la sobretasación de viviendas y la concesión de hipotecas basura.
Un frente más se abre para los gestores de la caja nacionalizada, en especial para Miguel Blesa, que en 2014 había evitado que la cosa fuera a mayores con la inhabilitación de por vida del juez que instruía su caso, Elpidio Silva. Un nuevo frente que “apunta al fondo de la cuestión: cómo nos estafaron los gestores de los bancos”, dice a Diagonal Liliana Pineda, una de las impulsoras del TCJ.
A diferencia de otras iniciativas similares, dice, la querella del TCJ pretende poner en el centro “el carácter sistémico” de la estafa inmobiliaria. En esta demanda, explica Pineda, los afectados de esta “gran estafa” no son un sector específico: “De alguna manera estos gestores han defraudado al conjunto de la sociedad, porque ha sido el Estado, a través de los recortes, los rescates y la emisión de deuda, quien ha tenido que cubrir esta gestión fraudulenta de los bancos”.Todo ello también bajo la égida mirada del crepúsculo de los próceres de la ética y la estética, esos que a más llenárseles la boca con las palabras libertad y orden, más leyes, normas y privilegios propios, particulares, ajenos al común de los mortales. Pongamos por ejemplo un Vargas Llosa, tan pulcro en su Villa Meona shore:
Antes al contrario, Vargas Llosa lleva teniendo varias décadas columnas –imprescindibles sus artículos en el diario que de lo único que es independiente es de la mañana sobre el próximo país latinoamericano que se convierta en gran oportunidad inversora– en esos periódicos que, dice, cooperan con esa sociedad del espectáculo que detesta. No se ha negado a firmar nada en aras de una coherencia o a modo de protesta contra una ciudadanía que no merece a intelectuales de su talla (la verdad que no, que no los merecemos, porque qué cruz). No ha sido un disidente, no ha estado replegado en ningún sitio. Ha tenido altavoces de sobra no sólo por esa disociación que efectúa entre el decir y el hacer, sino porque desde esas tribunas dictamina también quién puede decir y quién puede hacer, qué es ser libre y qué es ser "abrumado a impuestos" mientras que sin despeinarse comenta que en la cara B de esta sociedad de porteras que, paradojas de la vida, le dio un Nobel, hay ya muy poco respeto a las leyes y a la estética.
Se les seguirá llenando la boca con la libertad mientras Isabel narraba, con motivo del 80 cumpleaños del escritor –que ha durado más que una boda gitana–, divertida a La Razón: "Ha subido el servicio y le hemos cantado el cumpleaños feliz delante de la tarta". Esa libertad que siempre sacan a colación y que veríamos qué pasaría si uno de los miembros del servicio la esgrimiera para decir que no, que él no sube a ningún lado a cantar ningún cumpleaños feliz.Estas muestras del canibalismo realmente existente forman, a estas alturas del hundimiento, un tremendo espantajo que daría lugar a la carcajada más sonora si no fuera por el reguero de sucesivas e intolerables consecuencias -en modo recortes, rescates y demás latrocinios- que han ido dejando sobre el subsistir de la mayoría. Ante la grave encrucijada climática y de civilización, a día de hoy estamos en manos de una cuerda de mamarrachos, sociópatas, fanáticos, mediocres y toxicómanos, asesorados por cortoplacistas y adulados por juglares de la propaganda. Frente a ellos, la reflexión y la lucha son el único camino.
Una vida dedicada a las carreras técnicas y a producir y vender bienes materiales. Y a no pensar. A no indagar en porqués y consecuencias. Ése es el futuro que ya asoma por la puerta. La cultura y el razonamiento no son rentables. Para quienes manejan los hilos de nuestras vidas cada vez con mayor perversión y desfachatez en absoluto. Para cualquier persona que se precie de tal, en cambio, resultan esenciales: la única vía para escapar de un destino maldito. Con la información como llave que abre puertas. A salvo de míticas ciencias infusas, solo el conocimiento permite formarse el criterio para afrontar decisiones.
También puede cerrarlas. Estamos asistiendo al derrumbe en credibilidad de la prensa tradicional en España. Una auténtica caída a los infiernos. Los niveles de enfangamiento a los que ha llegado son tan escandalosos que invalidan sus propias campañas. Salvo para ese sector cuyas cabezas han sido ya derrotadas. “Os exprimiremos hasta la saciedad y luego os llenaremos con nuestra propia esencia”, escribía George Orwell en su libro “1984” que, como otros similares, resultó premonitorio.
Si nada cambia, el paso hacia el que se encamina el PSOE será histórico. A estas alturas, tras el despertar social de 2011, tras las movilizaciones políticas y sociales posteriores, hay estrategias que ya no resultan creíbles a los ojos de mucha gente.
Llevamos cuatro años luchando en la calle y en los juzgados contra leyes del PP que ahora Sánchez y Rivera pretenden dejar en vigor. Pero la desesperación del establishment por mantener todo atado y bien atado es tal que parece que ya ni siquiera al PSOE le importa no poder conservar intacto su disfraz de partido socialdemócrata. [Olga Rodríguez]
Va a ser que tenían razón los anarquistas, qué bien se está sin Gobierno. Por ahí vaga Fernández Díaz lanzando bocados furioso con su ángel custodio nervioso. Rajoy hace como que da ánimos a los suyos y a las suyas: "Rita, lo entiendo, sé fuerte. Mañana te llamaré". Pero Rita, en la peluquería y la cabeza en el secador, no oyó la llamada. Ella es una indignada y Rajoy también, abandona el plasma y se lanzó a los platós. Va a donde lo llamen aunque en Pontevedra no lo reclamen. Y los ministros, ¿do van? ¿Dónde Montoro, dónde el fabricante y vendedor de bombas, dónde el locuaz Margallo ahora sin norte, dónde el ministro Catalá que legisló para recortar las instrucciones y aún así les descubren los delitos...? ¿Y Soraya? La princesa está triste, viendo que se pierde el reino. ¿Cuál es su papel, ahora que Rajoy va por las televisiones y el Gobierno no gobierna? Sí, se está bien sin Gobierno. Mejor aún con el Gobierno en la cárcel.
Rajoy y Cospedal siguen sueltos, asustados y atentos a que no los detengan, desarticuladas células en Valencia, Mallorca, Madrid… tanta detención en diferido. Simulan que todo es normal: todos los concejales menos uno de Barberá cometieron delitos pero por qué Rita va a ser culpable también. Todos los tesoreros del PP cometieron delitos pero por qué van a ser Rajoy y Cospedal culpables también. [...]
Mientras tanto, la vida sigue. Los parados no andan; los desprotegidos no pueden guarecerse; nos enredamos en tontería digital; los empresarios de este estado de ladrones, donde el Gobierno se levantó sobre la corrupción, no se acuerdan de su anterior presidente, que está preso, y se preocupan de que el nuevo gobierno sea bueno y prudente. Y los comisarios de la Unión Europea, entregado ya otro cacho de la Europa política a las insaciables fauces británicas, nos apuntan con el dedo.
Asistimos a un vodevil. Hoy parece una cosa, mañana parece otra. Visto y no visto. No hagan caso de lo que ven, es ilusionismo político. Tras las elecciones de junio hablaremos entonces del programa de gobierno,y no nos gustará. [Suso de Toro]
Y a pesar de la acumulación de signos, de que ya estamos comenzando el descenso energético, de que estamos entrando en una recesión global, de que la incapacidad de gestionar algo tan crítico como la estabilidad de la inversión en producción de hidrocarburos líquidos lleva a oscilaciones tremendamente destructivas, de que en algún momento de este año o el siguiente el precio se disparará y agravará la nueva ola recesiva, de que con nuestra necedad sólo estamos agravando el problema... a pesar de eso, los análisis que vemos en los medios continúan con la misma absurda cantinela que induce a pensar que nada pasa, y no faltan algunas voces aquí y allá que dicen que lo del peak oil ha quedado desmentido, justo en el preciso momento que lo hemos superado. [The Oil Crash: Pasándose de frenada]
Estamos atrapados en la dinámica perversa de una civilización que si no crece no funciona, y si crece destruye las bases naturales que la hacen posible. Nuestra cultura, tecnólatra y mercadólatra, olvida que somos, de raíz, dependientes de los ecosistemas e interdependientes. [...]
El siglo XXI será el siglo más decisivo de la historia de la humanidad. Supondrá una gran prueba para todas las culturas y sociedades, y para la especie en su conjunto. Una prueba donde se dirimirá nuestra continuidad en la Tierra y la posibilidad de llamar “humana” a la vida que seamos capaces de organizar después. Tenemos ante nosotros el reto de una transformación de calibre análogo al de grandes acontecimientos históricos como la revolución neolítica o la revolución industrial.A pesar de las élites negacionistas del desastre, cada vez son más las personas conscientes y bien documentadas -tildadas de catastrofistas, agoreras o aguafiestas por aquellas- del grado decisivo en el que nos encontramos. Acaban de ser publicados por Intermón-Oxfam en su informe Una economía al servicio del 1% los escalofriantes datos sobre desigualdad y su aumento descontrolado a escala mundial y también en el país paradigma de la recuperación en el primer mundo, el nuestro: 62 personas poseen tanta riqueza como 3.600 millones, y además
En España, el 1% de la población concentra más riqueza que el 80% más pobre. En 2015, mientras el patrimonio de las 20 personas más ricas del país se incrementó un 15%, la riqueza del 99% restante de la población cayó un 15%. Los presidentes de las empresas del IBEX35 cobran ya 158 veces más que el salario de un trabajador medio. El incremento de la desigualdad en nuestro país se debe principalmente a la combinación de una enorme brecha salarial con una un sistema fiscal regresivo que grava poco a los que más tienen. Los presidentes de las empresas del IBEX35 cobran 158 veces más que un trabajador medio.
La fuga de recursos hacia paraísos fiscales no ha cesado en los peores momentos de la crisis. La inversión desde España hacia paraísos fiscales creció un 2000% el 2014. Oxfam denuncia que con lo que se pierde con esta fuga se podrían financiar políticas públicas como garantizar la atención a más personas en situación de dependencia, teniendo en cuenta que 400.000 están en lista de espera.Esta escapada hacia ningún lugar de los adictos al canibalismo no puede ser ocultada ya por la propaganda tóxica de sus peones en (des)gobiernos y medios de (in)comunicación. Son muchas, demasiadas, las señales del caos. Un alud a cámara lenta de incertidumbres financieras y certidumbres naturales -agotamiento de recursos, desbordamiento de los límites del planeta, crueldad y precarización en todos los órdenes- se nos viene encima. Un runrún que será ensordecedor, pero no inevitable todavía, como advierte Antonio Turiel:
Pues sí, señores, las consecuencias del peak oil eran éstas, lo que hace tiempo que yo denomino el oil crash: la imposibilidad de nuestra sociedad de mantener el sistema actual, una vez que hemos llegado al cenit de producción de petróleo. Es a esto a lo que se parece, es a esto a lo que huele y a lo que sabe. Y esto sólo es el comienzo: si no lo entendemos y no comenzamos a tomar desde ya medidas para adaptarnos vendrán guerras, escasez, desabastecimiento... Yo personalmente hace tiempo que apuesto por que España se meterá en aventuras militares en varios países y particularmente en Argelia, cuando allí estalle la guerra civil actualmente en ciernes; guerras que agotarán más rápidamente a España y que nos hundirán con mayor celeridad en el fango.
Pero, repitámoslo una vez más: nada de eso es necesario, no necesitamos hundirnos en la miseria, no está escrito en piedra que nuestro destino inevitable sea el colapso. No es verdad. Aún podemos cambiar el rumbo de las cosas. Debemos decir y decirnos la verdad a la cara, pasar de la idea a la acción, hacer propuestas de futuro. Es posible. Hagámoslo.
¿No lo oyen? Es el rumor del peak oil. Apresurémonos, antes de que sea un fragor, antes de que la previsible avalancha nos arrastre.Tal vez aún no sea demasiado tarde, pero el movimiento ha de ser rápido y contundente. El obstáculo es demasiado poderoso y no está muy dispuesto a ceder, como se ha demostrado en la pasada cumbre del clima de París, bien explicada por Fernando Llorente en su esclarecedor artículo De París al colapso. La inteligencia colectiva tendrá que ponerse en marcha frente a la barbarie. Dependerá del común, organizando un horizonte de resistencia, que no es poco:
La paradoja es que, si bien técnicamente es aún posible evitar el colapso climático, las conclusiones de COP21 certifican que políticamente es imposible, que el capitalismo no va a ser reformado, ni siquiera refrenado, que la carrera del crecimiento económico y, por tanto, del aumento de la entropía no va a cesar... hasta apurar el vaso, hasta agotar los recursos fósiles, hasta agotar el agua y la fertilidad de la tierra, hasta elevar las temperaturas por encima del umbral catastrófico, hasta el colapso. La crisis climática requeriría un decidido y urgente esfuerzo colectivo para reducir drásticamente el consumo de energía y materiales, y al mismo tiempo reducir drásticamente la desigualdad social. Ambas tareas contradicen la esencia del sistema, pero lo peor es que también contradicen las creencias y la conciencia de las mayorías sociales. Las tareas y posiciones del movimiento ecologista han de mutar y reorientarse en este nuevo ciclo que se abre ahora. Ya no se puede ‘salvar el planeta’, ya sólo se puede aspirar a atenuar el sufrimiento social que el fracaso del capitalismo está provocando. Ya sólo podemos aspirar a “organizar el pesimismo” (W. Benjamin) para “fracasar mejor” (S. Beckett). Ya no podemos aspirar a la sostenibilidad entendida como transición gradual a un planeta verde. El tiempo se ha acabado. Ahora el horizonte es el de la resistencia y la resiliencia, el de esquivar los escenarios más dramáticos de la distopía que trae el colapso de la civilización industrial. El horizonte es el de preparar a las comunidades en que vivimos para sufrir lo menos posible y adaptarse lo mejor posible a un escenario de profunda incertidumbre.
Demasiado tarde estamos comprendiendo que la ecología sin socialismo es vana, como máximo un pío deseo, y que el socialismo sin ecología es un error y por tanto un horror. Pero quizás no sea demasiado tarde para una alianza estratégica con los otros movimientos en defensa de la vida, esencialmente el feminismo. Una alianza que pueda empujar la necesaria y urgente revolución cultural: pasar de priorizar la producción a priorizar la reproducción y el cuidado de la vida. Una revolución que ponga el énfasis en un doble movimiento virtuoso de progreso moral y regresión material o decrecimiento, humanismo no antropocéntrico y austeridad o mesura. Una alianza que pueda guardar las mejores semillas del fracasado proyecto ilustrado –porque la derrota del ecologismo es el definitivo fracaso de los mejores sueños y deseos de la Ilustración– a la espera de que en el colapso que viene se abran, entre los escombros, reductos de suelo fértil en que sembrar otra vez utopías.
Llega el tercer aniversario de la vergüenza, tres años del 14N Logroño. Tres años de infamia y mentiras, contra los acusados, los heridos y contra quienes nos manifestamos aquel día en Logroño, que vivió, una jornada de huelga histórica y una manifestación como no se recordaba en la ciudad.
Y después vino la represión, heridos leves y graves, tres personas encausadas, las tres sindicalistas, (dos de ellas, Jorge y Pablo, de CNT Logroño) persecuciones, seguimientos y listas negras que concluyeron en al menos 7 multas de 2800 euros cada una a siete personas, todas, activistas de movimientos sociales riojanos. Estas sanciones llegaron por carta meses después de la jornada de huelga.
Jorge, a quien desde hace 3 años solicitaban 9 años, no estaba en el lugar de los hechos y a Pablo a quién detuvieron y pegaron aquella misma noche que no hizo nada de lo que se le acusa, le piden 7 años de prisión. Tanto Jorge como Pablo tienen pruebas materiales y testigos que verifican sus versiones y ponen de relevancia este montaje. A la espera de fecha de juicio desde 2012.
Acude y difunde las jornadas. Infórmate y no dejes que te lo cuenten
Los informativos nos cuentan la noticia saltándose la escena principal del primer acto, esa en la que están reunidos los que todavía conservan sus camisas impolutas y los representantes de los trabajadores. Esa en la que ante el rechazo a un aumento de jornada por el mismo sueldo, es decir, una bajada de sueldo encubierta, planea la amenaza de un ERE masivo. Pervierten el lenguaje como lo haría el matón de colegio que te quita la merienda en el patio con la amenaza velada del que se sabe más fuerte y sobre todo intocable. Hasta la palabra "negociación" es utilizada de manera falaz cuando lo único que se ofrecen son lentejas. El planteamiento es siempre el mismo: "La empresa ofrece esto, si lo rechazáis la contraoferta será mucho peor". Eso también es violencia, es recurrir al miedo y al intercambio de culpa como hace el maltratador después del la paliza: "No quería pero me has obligado a pegarte". [Que coman pasteles, por Adriana Gaube]El futuro tratado de libre comercio entre EEUU y la Unión Europea -el silenciado TTIP, en el caso de que se apruebe- no hará más que ahondar en esta inseguridad social, política y vital. En esencia, esta aceleración de tratados, el austericidio o la devaluación de los derechos humanos forman parte de una estrategia general de desesperanza, ser mercancía low cost:
La proliferación de las tiendas low cost está íntimamente relacionada con una educación también low cost, que las políticas ultraliberales imponen a la sociedad: más bragas a 1 euro y menos Filosofía o Artes en los contenidos curriculares de escuelas y universidades. A través de un sistema de consumo estúpido y de una formación académica cada vez más estúpida, las sociedades serán más fácilmente manipulables, dirigidas, dominadas, vigiladas. Se sustituyen las Humanidades por las nociones económicas porque el único modelo social que interesa al poder es el de ese dinero que acumulan unos pocos. La estrategia es, por un lado, hacer desaparecer el sentido crítico y la libertad de pensamiento que aportan esos estudios, y, por otro, desarrollar una adicción consumista a gran escala y a bajo precio. [Los calcetines de Primark, por Ruth Toledano]Es de suponer qué se puede esperar ya del socioliberalismo. Buenas palabritas -es decir, nada- y una condena firme de la violencia, pero solo la de los débiles y los desharrapados.
En algunas portadas de los diarios de este domingo las Marchas de la Dignidad aparecen recortadas, estigmatizadas o ninguneadas. Mientras, una muerte que aún no se había producido acaparaba más atención que las marchas.
El discurso dominante se muestra más preocupado por la restricción del uso del coche en día de manifestación que por los seis millones de parados y los tres millones de niños en riesgo de pobreza. Importan más las marquesinas y los contenedores de las calles que el medio millón de desahucios y las personas amenazadas con perder su casa. El periodismo lleva una extraña deriva.
No nos creemos la versión oficial porque es el ministro Fernández Díaz, ese ministro, el de la “ley mordaza”, el de las vallas de Melilla, el de las mentiras sobre los inmigrantes ahogados mientras recibían disparos de pelotas de goma, ese ministro, el que defiende la actuación de los antidisturbios en Madrid y acusa a los manifestantes de atacarlos. ¿Es que piensa que le resta un mínimo de credibilidad?
Lo que pasó el sábado en Madrid es un gravísimo punto de inflexión en la ya intolerable represión del derecho a la protesta y a la manifestación. Es el peligroso estiramiento de la tensión entre una ciudadanía pacífica y un Gobierno de creciente sesgo dictatorial, tensión que no se ha vuelto definitivamente insostenible gracias al aguante, a la resistencia, a la templanza y a la responsabilidad de esta ciudadanía. Pero disparar pelotas de goma en una plaza con miles de personas, muchas de las cuales son ancianos y niños, se parece demasiado a una declaración de guerra. Viene a decir: “Podéis ser más de un millón y ser pacíficos. Nosotros diremos que sois violentos y que no pasáis de 4.000. Pero eso no es todo: vamos a disparar y podemos dar en la cara a vuestros hijos. Así que os lo pensáis antes de volver a la calle. Porque vamos a por vosotros, coño”.
Todo esto me lleva a pensar que se ha utilizado a los policías como carne de cañón para disparar de muerte a la protesta. Con un Gobierno instalado en la mentira y tantas circunstancias sospechosas ocurridas en el 22M, me resulta difícil creer que se deban solo a "errores humanos" como sostienen fuentes oficiales. Demasiados errores juntos parecen un acierto premeditado. Los antidisturbios deberían empezar a cuestionar a quienes les utilizan como carnaza por un sueldo de saldo. Muchos ciudadanos hace años que sabemos que nos usan como carne de cañón.
Queda clara cual es la prioridad. Renta básica, auditoría de la deuda, derechos... muy bonito todo, sí, ¿pero condenas o no condenas?A cambio, el apestoso silencio de los grandes medios de comunicación y de todos aquellos que dicen llamarse periodistas -cuando en realidad hoy día sólo se dedican a lustrar zapatos de los cleptócratas- tras las agresiones a siete reporteros por fotografiar una detención el pasado 29 de marzo. Sí, tan hediondo como su indiferencia hacia la impunidad absoluta y los abusos del poder que los amamanta.
En el telediario de La Sexta del día siguiente estaban totalmente en la misma onda. Su noticia sobre la rueda de prensa del equipo legal de las marchas llega a insistir hasta tres veces en el mismo tema.
La cosa empieza con el “eso sí, no hemos escuchado ni una palabra de condena para los violentos que reventaron su protesta” de la presentadora tras resumir la opinión de los organizadores sobre lo ocurrido. Tras unas declaraciones recogidas en el acto la redactora añade “pero no condenan ni explican las agresiones salvajes que sufrió la policía”. La noticia se cierra con la opinión de los convocantes sobre la violencia en la actuación de los antidisturbios que es matizada con un “pero sólo la del lado policial”.
En la rueda de prensa que da pie a la noticia se dijo que los manifestantes heridos fueron 108, y no la treintena de la que se había venido hablando. También se habló de los heridos de gravedad: el que ya había perdido un testículo y el chico que finalmente ha perdido la visión de un ojo, según se ha confirmado hoy. Se denunciaba también que la única persona que continúa detenida lo esté sin pruebas.
Nada de esto tuvo espacio en la noticia. Tampoco el hecho de que el representante de las marchas condenase “sin paliativos” la violencia.