Toda una declaración de principios (y de Hacienda) |
"La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido y como fue una indemnización en diferido, en forma, efectivamente, de simulación de... simulación, o de lo que hubiera sido en diferido en partes de una... de lo que antes era una retribución, tenía que tener la retención de la Seguridad Social. Es que si no hubiera sido... ahora se habla mucho de pagos que no tienen retenciones a la Seguridad Social, ¿verdad? Pues aquí se quiso hacer como hay que hacerlo, con la retención a la Seguridad Social..."
[Mª Peinetas de Cospedal, secretaria general del Partido de los Trabajadores]
La tiranía es el fracaso de un régimen. Y el fracaso del régimen se revela en la podredumbre que desborda todas sus instituciones, en la demagogia de sus voceros -esos charlatanes apoltronados en nidos de sobres e intereses cruzados- al tratar de asociar protesta y 15M -léase revuelta desde abajo- con Beppe Grillo, "populismo", "golpismo", "totalitarismo" y "antipolítica", en su huida hacia adelante mediante la deriva represiva hacia todo sector social contestario, en su denodada fe en la (pronta) recuperación del espectral sistema financiero y, sobre todo, en el autismo hacia convocatorias como la Marea Ciudadana y la censura sobre su seguimiento por millones de personas. A pesar de los mensajes desesperados de los limpiabotas del capital, eppur si muove.
El discurso de la cleptocracia -del mismo modo que el (anti)sistema que trata de apuntalar- está quebrado. Definitivamente roto. Ya sólo apela a la estrategia del miedo, la zanahoria y el palo. En diferido, esta democracia simulada se agarra -como a un clavo ardiendo- a la perversión del lenguaje. Para los burócratas del Partido Único -incapaces, afirman, de encontrar una auditoría externa para sus ajustes de cuentas, a pesar de que los técnicos de Hacienda hace semanas que se ofrecieron-, no deben usarse las palabras "desahucios", "lanzamientos" o "desalojos". "Evidentemente, esto no afecta a los okupas", concluye la circular. No diga DESAHUCIO, llámelo X. O siga el ejemplo de Don Tancredo, que ni nombró la temida palabra en el debate del estado de la corrupción.
Lenguaje pervertido, mecánico, falaz. Lenguaje farolero y enfermo. Lenguaje puro de androides, retorcido hasta la tiranía.
#NoNosVamosNosEchan |
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