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Vergüencita Ajena, el Musical. |
Qué certero fue
Debord en su descripción de esta fase capitalista de la sociedad del espectáculo -no solo mediática- en la que tan de lleno hemos entrado. Cada día más. El
oscurantismo espectacular se hace carne en el infinito e insoportable cinismo de los
judas que hoy pretenden blanquear hasta el ridículo la imagen de
quien hasta ayer huían como de la peste, en esos que nunca ven "cacería y ensañamiento" en la
represión del disidente, la exclusión social y el saqueo planificado y constante -a manos llenas- del bien común. Es el árbol del ahorcado en el
Partido de los Trabajadores que vive su moralidad en diferido en forma de simulación:
Santa Rita buena, mártir. Ítem el
esperpento más espantoso pero tan cañí: ni ética ni estética ni se la espera. A todos esos que -con la mala conciencia mordiéndoles la sesera- le echan
el muerto al resto -sin renunciar a su grosero uso político- hay que pedirles encarecidamente que, para rematar la jugada, le hagan el
auténtico homenaje que con todas las de la ley se merece.
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El respeto a los muertos o el humor negro, según se mire. |
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