Pero lo más llamativo del caso son las palabras del propio conductor que, con voluntad subconsciente, concluye esta síntesis y da paso a la información habitual de la siguiente manera:
...datos preocupantes y datos desde luego tristes. Bueno, nos olvidamos ya de esto, veremos cómo evolucionan estos próximos meses, de momento nos quedamos mirando la borrasca que llega desde el Atlántico...Llamativa metáfora del momento crítico en el que nos encontramos: seguir con la rutina, como si nada pasara, mientras el desastre climático se apresura. Un simbólico regalo de Reyes en el día de celebración del despilfarro de recursos: objetivo, que la fiesta de la estupidez no se detenga. Un grado de separación hacia el colapso y las condiciones extremas, tal vez, cuando el destino nos alcance. Mientras el casino financiero en China -canto del cisne del capitalismo crepuscular- parece derrumbarse, brotan las flaquezas económicas, se extiende el estado de excepción permanente y se multiplica globalmente la violencia instigada por el fetichismo mercantilista de las armas y alimentada por todo tipo de fanatismos místicos, urge desbordar esas supuestas líneas rojas que la cínica cleptocracia internacional pisotea a conveniencia en su cargante y caduco juego de cartas marcadas.
Los seres humanos hemos sido reducidos a consumidores y mera mercancía, con nuestro propio precio, con nuestra propia marca, limitados a actuar como agentes comerciales de nosotros mismos, sujetos a las divinidades del dinero, el beneficio y la rentabilidad. Se nos ha inoculado un único modo de concebir la política, las relaciones humanas, nuestra vida.Reveladora columna, otra vez más, de la periodista Olga Rodríguez sobre lo que nos puede deparar el 2016 en el orden humano de las cosas. El 2015 nos ha documentado con claridad el malestar orgánico del planeta y nos lega igualmente otros hallazgos antropológicos, según el filósofo Ignazio Aiestaran en el artículo Disparaban a los relojes:
En ese contexto, quienes reivindican su humanidad a través de la existencia no fragmentada, de la conversación desinteresada, de la organización colectiva o del arte están demostrando que sí se puede hacer frente a la uniformidad del statu quo.
Ahora tenemos relojes digitales, pero antes no existían, aunque también vivían su tiempo. En el primer día de la gran Revolución –nos cuenta Walter Benjamin– se pusieron a disparar a los relojes por las calles de París. Querían detener el tiempo y establecer un nuevo calendario, una nueva época, que para eso hacían la revolución. [...]2015 ha mostrado el progreso de la desviación,
El año 2015 ha sido muy largo, porque parte de él empezó hace más de un siglo, quizá más de dos siglos, cuando los cambios industriales del capitalismo llevaron al cambio climático de origen antropogénico* que nos afectará este año y varias décadas más, a pesar de que las élites firmen pactos sin compromisos y viajen sin parar en aviones que dejan toneladas de emisiones en la atmósfera. [...]
El odio machista, homófobo, xenófobo, racista y clasista sigue marcando nuestro tiempo y nuestros calendarios. En la película Sicario dice Alejandro desde su violencia: "Estás preguntándome cómo funciona el reloj. De momento, tú sólo mira la hora". Ya no se dispara a los relojes, ni sabemos cómo funcionan. Sólo miramos la hora en una carrera contrarreloj que no lleva a ninguna parte.
2016 marcará el grado decisivo.
Otro mundo es posible, necesario y urgente |
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* es tal el impacto de las actividades humanas, que algunos científicos ya hablan directamente de nueva era geológica: el Antropoceno
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