Los medios de (des)información masiva y sus charlatanes, especialmente los públicos, cada vez más manipulados por la óptica del régimen, han dedicado el mismo esfuerzo en la cobertura de la elección de la candidatura que en amputar sus plantillas y las nóminas de los supervivientes. En algún caso, hasta el ridículo, con presentadores casi bailando la conga antes de coger el avión para la farra en Buenos Aires o con encuestas de apoyo popular que nadie sabe quién ha hecho. Las autoridades, también de parranda, apelando al espíritu de sacrificio que nunca tuvieron -"nos hemos dejado la vida" (sic)- y vendiendo la leyenda urbana del crecimiento económico. Ambos, al servicio de eso que llaman lobbies y nunca explican lo que es aunque todos sabemos lo que significa.
En resumen, miles de millones de euros en tres intentos para la falacia, cinco grandes mitos sobre el evento, una gran losa que nos hemos quitado de encima.
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