Con la caída de Portugal, el panorama se aclara cada día un poquito más hacia el descontrol, por mucho que digan que no corremos ningún peligro. Descontrol de la mayoría, las élites siguen asegurándose su futuro.
El sistema financiero se ha convertido -como la central nuclear de Fukushima- en un Chernobil a cámara lenta. Urgen liquidadores.
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