papeles de subinformación

domingo, 21 de febrero de 2016

¿quo vadis, Europa?


Eneko

El acuerdo alcanzado el pasado viernes entre los eurócratas y el Reino Unido oficializa el régimen del miedo y la guerra contra los pobres: ayer se extorsionaba a Grecia, hoy le toca a la ciudadanía europea en general. Se antepone (descaradamente) el capital a la personas, legalizando el robo de derechos a la libre circulación de personas y la emigración interna de la Unión Europea. A los refugiados, directamente, que les den. En este paréntesis de calma chicha la nada sigue imponiéndose sobre el colapso burócrata de las instituciones y se instaura diligentemente el despotismo de mercado, de momento un fascismo de baja intensidad basado en el euro, a no ser que alguna alternativa -como un Plan B- lo detenga. Construida desde abajo, en el mismo sentido del "pueblo salva al pueblo" que está sucediendo con los refugiados en Lesbos.

Lo que queda claro es que esta Europa es un vertedero moral. Solo importa la libre circulación de mercancía y capital. El país británico se ha convertido por derecho propio en el gran caballo de Troya del TTIP y de la agonía neoliberal atlantista, y con este pacto gana -una vez más- el chantaje contra los derechos humanos, mientras nuestro presidente en funciones del (des)gobierno se come una pizza y lo aplaude con las orejas. Aquí se distrae al personal con el fúmbol, el sexo de los ángeles y la crispación prefabricada: la venganza de los reaccionarios contra los escraches, la pertinaz caza de brujas y el redundante yo o el caos. El estado de excepción permanente como horizonte totalitario de disciplina social es ya, sin duda alguna, el clásico de gestión en los terrenos de juego locales y europeos.


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