papeles de subinformación

sábado, 27 de febrero de 2016

el paripé



paripé
Del caló paruipén 'cambio, trueque'.
1. m. coloq. Fingimiento, simulación o acto hipócrita.
hacer el paripé
1. loc. verb. coloq. Presumir, darse tono. [DLE-RAE]

El PSOE -o lo que quede del partido fundado por unos obreros marxistas de una imprenta madrileña hace 137 años- tenía la última oportunidad para coser los harapos de su (ex) ideología socialdemócrata, hecha jirones desde los años 80 por su descarada y súbita conversión neoliberal y echada definitivamente a los leones de la troika en mayo de 2010, con las primeras consecuencias brutales -recorte de derechos históricos- sobre la mayoría social. Pero, de nuevo, lo ha vuelto a hacer. La enésima traición a su declinante electorado "socialista" se ha materializado en un paripé de negociación con los grupos a su izquierda mientras cerraba en secreto un acuerdo con el ultracentrista Ciudadanos.

El partido socioliberal dirigido por un tal Sánchez  ha desistido en el pacto a la naranja de algunas de sus promesas de calado, como la derogación completa de la Ley Mordaza, la reforma laboral, la LOMCE o los copagos farmacéuticos, a pesar de los intentos tramposos del buen chico de la sonrisa profidén anunciando lo que no era sobre el papel. Llama la atención la racanería en la vergonzosa propuesta de subida del 1% del salario mínimo interprofesional  y sobre el problema general de la vivienda, sin que haya referencia alguna a la paralización de los desahucios. De hecho, las primeras discrepancias de interpretación sobre el texto ya se han puesto de manifiesto entre Sánchez y Rivera, el líder del advenedizo partido naranja.

Otras grandes cesiones del PSOE a Ciudadanos se encuentran en las propuestas laborales, como el mantenimiento de la precariedad -pero con palabras bonitas- a través del "contrato estable y progresivo" (sic), la incompleta recuperación de la negociación colectiva o el complemento salarial garantizado, forma encubierta de subvencionar salarios de miseria a los empresarios y solo posible si se trabaja (frente a las diferentes modalidades de renta básica, como la medida de un "ingreso mínimo vital" bastante desdibujada). O en un sistema de permisos de maternidad y paternidad ampliados pero menos igualitario. Ninguna mención al TTIP, ni prohibición expresa del fracking, ni fin de las SICAV y los blindajes de los altos directivos de las grandes corporaciones ni concreción en Dependencia, limitación de los oligopolios, impuestos a las grandes fortunas y transacciones financieras o desintoxicación urgente de la manipulación en RTVE.

Así, en lo fundamental, serán ignoradas buena parte de las inexcusables doce propuestas ecosociales que han planteado diez organizaciones: Asamblea Feminista de Madrid, ATTAC, Campaña #NoAlTTIP, Ecologistas en Acción, Marea Blanca, Marea Verde de Madrid, Plataforma La Tortura No es Cultura, No Somos Delito, Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, Plataforma Rural. Sangrante es la falta de atención a adoptar decisiones políticas concretas y urgentes que reduzcan drásticamente la desigualdad, la pobreza, la exclusión social y la privación material, como ya se ha visto en materia de vivienda social y fin a los desahucios. Y todo el mundo sabe ya cómo varios de los negociadores con peso del PSOE se levantaban de la mesa a cuatro -con Podemos, IU-UP y Compromís- para irse a la de Ciudadanos.


La supuesta trascendencia y teatralización del asunto también ha tenido su miga, despertando la guasa en las redes sociales, y para muestra un botón: Sánchez y Rivera estarán en la FNAC mañana por la tarde firmando ejemplares del pacto. Más bien, parece evidenciar sospechosos intereses muy personales detrás de la comedia. Para rematar, la indecente pregunta sin concreción para validar el acuerdo -calificada como insulto a la inteligencia por Pérez Tapias, líder del último resto socialdemócrata del partido, la corriente Izquierda Socialista, y candidato a la secretaría general del último congreso- que la ejecutiva socioliberal tenía reservada a su militancia para votar este fin de semana, cuando con toda seguridad buena parte de esta esperaba que los acuerdos se decantasen hacia la izquierda. ¿Y si dijera que no?

El plan de Sánchez (y Rivera) se revela tras pactar un acuerdo de 66 páginas en ¿dos días?, como desentraña con brillantez Rosa Mª Artal: "La secuencia de hechos nos muestra a un político que, tras cosechar los peores resultados de la historia del PSOE, aparece como valiente y hábil negociador. Los cronistas de la corte así lo reflejaban incluso hasta el día del estreno de la obra hoy en cartel. Luego, el guión y la interpretación comienzan a hacer aguas. [...] Los contenidos del acuerdo resultan ahora casi irrelevantes por muchas vueltas que les demos, son un programa electoral. De derechas, con imprecisiones. Tendente, como pauta general, a desmontar el gran fiasco perpetrado por el PP, muy moderadamente y sin molestar. "Los votantes del PP no tendrán problema en asumirlo", dice Rivera. Una frase resume lo destrozado por el PP y la necesidad de recomponerlo: revisión del Código Penal, para volver a los principios del Código Penal de la democracia. Sí, hablamos de democracia. Algo muy serio para no mirar en qué manos se deja." 

El esperpento peripatético en el que ha acabado el gatopacto -aunque lo vistan de seda y lo aromaticen de perfume caro: que todo cambie para que nada cambie- dice mucho de sus firmantes, en especial del PSOE, según Pedro Luis Angosto: "El Partido Socialista ha intentado reírse de los demás partidos de izquierda al formalizar su primer pacto con Ciudadanos y enseñar por dónde van sus verdaderas intenciones, pero además, de confirmase esa opción, habrá emprendido el camino irreversible hacia la marginalidad, tirando por tierra tanto sus 137 años de historia como sus ideas matrices y esenciales. La situación de España exige la formación de un gobierno fuerte que elimine la nefasta labor de gobierno del Partido Popular e inaugure una era de progreso y libertad. Probablemente haya que emprender ese camino no sólo sin el Partido Socialista sino contra él, puesto que el paso dado junto a Ciudadanos anuncia otro de mayor envergadura que nos traerá más de lo mismo, y este país ya no aguante ni un gramo más de más de lo mismo. Estamos extenuados, cansados y hartos de triquiñuelas de baratillo y mal gobierno, necesitamos inaplazablemente el retorno de la ética a la política y de la política a quienes más la necesitan, aquellos que sufren víctimas del latrocinio, la explotación y el desamparo".

Hay más opiniones que analizan -mostrando su oposición en algunos casos- la esencia del acuerdo, el intento de apuntalamiento del régimen:
A continuación, una selección de extractos de dos de estas firmas:
Si nada cambia, el paso hacia el que se encamina el PSOE será histórico. A estas alturas, tras el despertar social de 2011, tras las movilizaciones políticas y sociales posteriores, hay estrategias que ya no resultan creíbles a los ojos de mucha gente.
Llevamos cuatro años luchando en la calle y en los juzgados contra leyes del PP que ahora Sánchez y Rivera pretenden dejar en vigor. Pero la desesperación del establishment por mantener todo atado y bien atado es tal que parece que ya ni siquiera al PSOE le importa no poder conservar intacto su disfraz de partido socialdemócrata. [Olga Rodríguez]
Va a ser que tenían razón los anarquistas, qué bien se está sin Gobierno. Por ahí vaga Fernández Díaz lanzando bocados furioso con su ángel custodio nervioso. Rajoy hace como que da ánimos a los suyos y a las suyas: "Rita, lo entiendo, sé fuerte. Mañana te llamaré". Pero Rita, en la peluquería y la cabeza en el secador, no oyó la llamada. Ella es una indignada y Rajoy también, abandona el plasma y se lanzó a los platós. Va a donde lo llamen aunque en Pontevedra no lo reclamen. Y los ministros, ¿do van? ¿Dónde Montoro, dónde el fabricante y vendedor de bombas, dónde el locuaz Margallo ahora sin norte, dónde el ministro Catalá que legisló para recortar las instrucciones y aún así les descubren los delitos...? ¿Y Soraya? La princesa está triste, viendo que se pierde el reino. ¿Cuál es su papel, ahora que Rajoy va por las televisiones y el Gobierno no gobierna? Sí, se está bien sin Gobierno. Mejor aún con el Gobierno en la cárcel.
Rajoy y Cospedal siguen sueltos, asustados y atentos a que no los detengan, desarticuladas células en Valencia, Mallorca, Madrid… tanta detención en diferido. Simulan que todo es normal: todos los concejales menos uno de Barberá cometieron delitos pero por qué Rita va a ser culpable también. Todos los tesoreros del PP cometieron delitos pero por qué van a ser Rajoy y Cospedal culpables también. [...]
Mientras tanto, la vida sigue. Los parados no andan; los desprotegidos no pueden guarecerse; nos enredamos en tontería digital; los empresarios de este estado de ladrones, donde el Gobierno se levantó sobre la corrupción, no se acuerdan de su anterior presidente, que está preso, y se preocupan de que el nuevo gobierno sea bueno y prudente. Y los comisarios de la Unión Europea, entregado ya otro cacho de la Europa política a las insaciables fauces británicas, nos apuntan con el dedo.
Asistimos a un vodevil. Hoy parece una cosa, mañana parece otra. Visto y no visto. No hagan caso de lo que ven, es ilusionismo político. Tras las elecciones de junio hablaremos entonces del programa de gobierno,y no nos gustará. [Suso de Toro]

La capa de hielo del Océano Ártico ha detenido su crecimiento anual, a falta de menos de un mes para que acabe la estación y comience el deshielo. Nunca antes había pasado una cosa igual, al menos no desde que se tienen registros, y además la cobertura de hielo está en mínimos históricos.

El gran desencanto en ciernes dejará este vodevil en una anécdota más entre los tantos desengaños y chascos sobrevenidos, entre una cuesta abajo fascista y de destrucción económica, como un tuerto más que no puede ni quiere mirar hacia ese horizonte:
Y a pesar de la acumulación de signos, de que ya estamos comenzando el descenso energético, de que estamos entrando en una recesión global, de que la incapacidad de gestionar algo tan crítico como la estabilidad de la inversión en producción de hidrocarburos líquidos lleva a oscilaciones tremendamente destructivas, de que en algún momento de este año o el siguiente el precio se disparará y agravará la nueva ola recesiva, de que con nuestra necedad sólo estamos agravando el problema... a pesar de eso, los análisis que vemos en los medios continúan con la misma absurda cantinela que induce a pensar que nada pasa, y no faltan algunas voces aquí y allá que dicen que lo del peak oil ha quedado desmentido, justo en el preciso momento que lo hemos superado. [The Oil Crash: Pasándose de frenada]
   

miércoles, 24 de febrero de 2016

el fascismo que viene



Un fantasma recorre Europa: el fantasma del fascismo. La deriva cínica y autoritaria de la (des)Unión Europea, el recorte constante de los derechos humanos más elementales, la multiplicación de legislaciones represivas basadas en el derecho penal del enemigo y la catarata de detenciones, diligencias, procesos y sentencias judiciales por enaltecimiento del terrorismo, demagogias y ataques, prohibiciones, censuras o autocensuras varias de la libertad de expresión certifican que el fascismo está volviendo a sus mejores momentos:
Ciudadanos pide la prohibición de Def con Dos en Valladolid.
Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid, es juzgada, como en Irán o en Arabia Saudí, en un juicio de carácter moral y religioso, por una protesta estudiantil (cargada de razón, por otra parte) en la Universidad. Y, mientras, la Iglesia católica en España se apropia de miles de propiedades inmuebles, e incluso de espacios públicos, plazas y calles, sin que a nadie parezca importarle un comino.
Guillermo Zapata será juzgado de nuevo por reflexionar sobre la naturaleza de los chistes de mal gusto y el humor negro. Ni el juez cree en el delito, pero se ve obligado por otros jueces del PP a continuar una causa esencialmente política. [...]
Facebook y Twiter se han convertido en territorio de caza.
La protesta ha quedado proscrita.
Ser un trabajador en paro resulta sospechoso de por sí.
Ser extranjero y del piel oscura es aún más sospechoso (de por sí).
Conozco escritores, gentes de teatro y animadores culturales que se autocensuran, desde hace tiempo, no tanto por afán de medro (que también), sino por miedo. Hace poco, escuché en un círculo supuestamente abierto y crítico que había que despolitizar la escritura y la cultura en general; que arte y literatura no es política. [...]
En TVE a los periodistas rebeldes, a los que aún les queda algo de la dignidad que se supone a su profesión, se les compara con ETA (una vez más). El consenso mediático hermana a El País, El Mundo, el ABC y La Razón. El afán de control mental y social iguala a PP, C’s, PSOE, ERC, PNV y CDC.  [...]
A otro nivel, pero el mismo nivel, al fin y al cabo, hace unos días, conocí directamente el caso de unos supuestos asesores especializados en relaciones y conductas sexuales que aconsejaban a los maestros de un colegio de educación especial que no mostrasen sus afectos físicamente hacia sus alumnos mediante abrazos y caricias por miedo a ser denunciados como acosadores. Y nos extrañamos luego de que las conductas psicópatas, tanto individuales, como colectivas, se extiendan como la pólvora a nuestro alrededor.
Los sentimientos han quedado proscritos.
La Escuela, en general, debe ser una fábrica de seres seriados, sumisos, dispuestos a la explotación, preparados y capaces para la eterna competición, pero indiferentes a todo y a todos los demás (Juan Antonio Marina, LOMCE et alia, dixerunt).
Es el miedo y la fría mecánica del consentimiento por doquier. El miedo a expresarse, a ser libre y a ejercer la libertad. Un miedo que se extiende y nos impregna. Que finalmente deviene silencio mortal.  [...]
Y nuestros “comunicadores” hozando en su particular lodazal, pugnando por salir en cuantos más medios mejor y en cuantas más tertulias mejor (alucino con el don de la ubicuidad de algunos de ellos, y el de la vacuidad de todos ellos), compitiendo por ver quién es el que más habla sin decir ni comprometerse a nada (el “grado cero” de la significación, para los que lo dudaban, era esto, ni más ni menos). Y nuestros novelistas, dramaturgos, poetas, músicos, artistas, ¿qué hacen? Pues, salvo excepciones, miran a otro lado o tratan los temas con tal nivel de generalidad y de abstracción que sus palabras lo mismo valen para un sí como para un no; o para condenar el capitalismo, así, en esencia, como quien condena el pecado o el mal en el mundo (a ver si con su toma de posición, clara y diáfana, nombrando al medio con el que colaboran, la editorial con la que publican o a la corporación en la que se apoyan, van a perder su pequeñita cuota de mercado).
Es el fascismo, que, como se ha anunciado ya, como lo han anunciado otros antes que yo, ya está aquí… Un fascismo nuevo, quizás, en las formas: subrepticio y difuso, unas veces, chirriante y escandaloso, otras; pero, en realidad, antiguo en sus causas y en sus consecuencias terroríficas y deshumanizadoras. Avisados llevamos hace tiempo y avisados quedamos.
Y todo al tiempo que sus ejecutores locales forman parte, al parecer, de una "organización criminal" -traducido en neolengua como "conspiración total"- cuyo delito no es precisamente formatear 35 veces los discos duros del contable. Nada nuevo bajo el cara al sol de un país donde la connivencia público-privada y la socialización de sus disparates se ha convertido en una tradición con solera -en la que la delincuencia organizada se ha manejado con soltura e impunidad. La vivienda, sin ir más lejos, sigue siendo, a pesar y por encima de todo, un producto especulativo al que se le niega la solución que requiere: ser un derecho. Sin embargo, más al norte, donde corrupción, saqueo y mamoneo son conceptos de escaso uso, un pequeño país escandinavo ha sufrido una asombrosa transformación a cuenta de los refugiados, la austeridad y la política de la necesidad, alimentando el populismo xenófobo, paso previo al fascismo puro y duro. "Dinamarca, que ha pasado de ser un estado de bienestar a ser el malvado tonto del pueblo de Europa. Tienen razón. Dinamarca se ha convertido en un país embrutecido cuyo corazón está rodeado de alambre de espino":
Si preguntas al Gobierno y a los partidos que lo sustentan por qué hay protestas contra la Ley de Extranjería L87, aprobada por mayoría en el Parlamento danés, la respuesta va a ser que los enfadados son una banda de ignorantes totales, unos ingenuos en el mejor de los casos, unos insensatos socavadores conscientes de la sociedad, en el peor, que quieren abrir las puertas de Dinamarca a una invasión de hordas de refugiados incapaces de integrarse. [...]
Mirad, ahí llegan tirando de sus maletas llenas de diamantes. No son refugiados. Son contrabandistas de diamantes. Ésa es la consideración que merecen los inmigrantes para el ministro de Justicia. [...]
Pese a que la parte de la ley L87 que trata de la confiscación de joyas y otros objetos de valor se ha suavizado y ya no se aplica a los anillos de casado, que de todas formas no lleva ningún refugiado musulmán, el objetivo sigue siendo tristemente nítido. Para conservar una joya debes demostrar que tiene valor afectivo para ti. La acusación apenas disimulada es que no mereces el estatuto de refugiado que estás pidiendo.
"Tratamos a los refugiados tan mal como a nuestros receptores de ayudas sociales", se defiende el gobierno. No hacemos ninguna distinción entre nuestros marginados y esa morralla de Oriente Próximo. Todos deben captar que los consideramos igual de democráticamente una mierda. Nos limpiamos el culo con vuestros supuestos valores humanos, ése es el mensaje lanzado tanto a los receptores de ayudas sociales como a los refugiados.
Sí que hay una pequeña diferencia: los receptores de ayudas sociales no han visto sus casas bombardeadas ni los brazos y piernas arrancados de sus familiares esparcidos por el patio de su casa. Tampoco los cachean cuando van a la oficina de servicios sociales. [...]
No todos los habitantes de Dinamarca son como nuestros políticos. Nos han educado como a ciudadanos de una sociedad democrática, y por eso muchos de nosotros sabemos que pertenecemos a una comunidad que va más allá de nuestras fronteras nacionales.
Vivimos en el continente de la solidaridad, de la compasión y de los derechos humanos, y sabemos que nadie puede evadir su responsabilidad global. Pero nuestro gran problema es qué pocos partidos políticos nos lo recuerdan.
Los extremistas vociferan sus mensajes. Los representantes de la cordura balbucean o se callan. El centro político burgués honrado vive un exilio interior, los socialdemócratas están moralmente hundidos. El término crisis es demasiado amplio y sugerente para describir la situación del antiguo partido de los trabajadores. La palabra agonía no es suficiente. Rigor mortis le va mejor.
No tenemos una crisis de refugiados. Tenemos una crisis política, y no se debe a la impotencia, sino a la escasa voluntad de Europa de distribuir las responsabilidades ante los flujos de refugiados. Si los 28 países miembros de la Unión Europea, en vez de emplear tanta energía en el Pacto de Estabilidad, la emplearan en un Pacto para las Personas, podríamos absorber uno o dos millones de refugiados al año, y la población del continente no crecería más de un uno o dos por cien.
Hemos llegado al meollo del problema: el destructivo conflicto interno entre el Pacto para las Personas y el Pacto de Estabilidad.
Cuando en 2008 estalló la crisis financiera, se impuso aquella escandalosa mentira de que la crisis se debía a los gastos excesivos de los estados, y no a un mercado financiero irresponsable, y por eso los pobres del continente han tenido que pagar la crisis originada por los bancos con una masacre en servicios sociales. En inglés lo llaman austerity; en danés, "política de la necesidad", pero, se le llame como se le llame a esa estrategia neoliberal, es la guerra de los ricos contra los pobres, y, por desgracia, esa guerra ha convertido la Unión Europea en herramienta de esa política.
La política de la necesidad es el mejor caldo de cultivo del populismo de derechas. Existe una especie de alianza diabólica entre el neoliberalismo y el populismo. En lugar de rebelarse contra los acosadores de los centros financieros, las nuevas subclases nacionales se unen a la extrema derecha, que las anima a que se rebelen contra la subclase global, compuesta de inmigrantes y refugiados. [...]
¿No es ésa la pregunta que deberíamos hacernos sin compasión ante el espejo? A saber, ¿y si fuera yo quien lo ha perdido todo?
¿O es que el abismo que nos separa de los refugiados es tan insuperable que ya no es necesario ni hacernos la pregunta, porque no son personas como nosotros?
Si queremos decir algo con la palabra democracia, no es sólo que pensamos, sentimos o creemos, sino que sabemos que son más los parecidos entre las personas que sus diferencias.
Gracias a la sección de Derechos Humanos en eldiario.es -Desalambre- conocemos en detalle casos como los que recoge el #Informe2016 de Amnistía Internacional. Un resumen del año 2015 en imágenes ilustra como no sólo peligran nuestros derechos, sino también las leyes y el sistema que los protegen: "Una crisis de refugiados sin precedentes. Atrocidades conocidas, como las cometidas en Siria, y otras más invisibilizadas, como las que han tenido lugar en Yemen o Burundi. Cifras que avergüenzan y asustan: todavía 122 Estados ejercen la tortura y los malos tratos, al menos 30 obligaron ilegalmente a personas refugiadas a retornar a países donde corrían peligro, y en 36 los grupos armados cometieron abusos". Más pasos hacia el fascismo global de la mano del totalitarismo de la mercancía y la dictadura financiera. Todo cuando las perspectivas económicas no parecen muy halagüeñas, por los efectos o la aparición de diferentes borrascas que seguirán exacerbando las desigualdades sociales y, a la postre, la caída al abismo y la barbarie.


domingo, 21 de febrero de 2016

¿quo vadis, Europa?


Eneko

El acuerdo alcanzado el pasado viernes entre los eurócratas y el Reino Unido oficializa el régimen del miedo y la guerra contra los pobres: ayer se extorsionaba a Grecia, hoy le toca a la ciudadanía europea en general. Se antepone (descaradamente) el capital a la personas, legalizando el robo de derechos a la libre circulación de personas y la emigración interna de la Unión Europea. A los refugiados, directamente, que les den. En este paréntesis de calma chicha la nada sigue imponiéndose sobre el colapso burócrata de las instituciones y se instaura diligentemente el despotismo de mercado, de momento un fascismo de baja intensidad basado en el euro, a no ser que alguna alternativa -como un Plan B- lo detenga. Construida desde abajo, en el mismo sentido del "pueblo salva al pueblo" que está sucediendo con los refugiados en Lesbos.

Lo que queda claro es que esta Europa es un vertedero moral. Solo importa la libre circulación de mercancía y capital. El país británico se ha convertido por derecho propio en el gran caballo de Troya del TTIP y de la agonía neoliberal atlantista, y con este pacto gana -una vez más- el chantaje contra los derechos humanos, mientras nuestro presidente en funciones del (des)gobierno se come una pizza y lo aplaude con las orejas. Aquí se distrae al personal con el fúmbol, el sexo de los ángeles y la crispación prefabricada: la venganza de los reaccionarios contra los escraches, la pertinaz caza de brujas y el redundante yo o el caos. El estado de excepción permanente como horizonte totalitario de disciplina social es ya, sin duda alguna, el clásico de gestión en los terrenos de juego locales y europeos.


jueves, 18 de febrero de 2016

calma chicha



1. f. Especialmente en la mar, completa quietud del aire.
2. f. coloq. Pereza, indolencia. [DLE, RAE]

“Una extraña locura se ha apoderado de las clases obreras de las naciones donde domina la civilización capitalista. Esta locura trae como resultado las miserias individuales y sociales que, desde hace siglos, torturan a la triste humanidad. Esta locura es el amor al trabajo, la pasión moribunda por el trabajo, llevada hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del individuo y de sus hijos. En vez de reaccionar contra esta aberración mental, los curas, los economistas y los moralistas han sacralizado el trabajo”. Es un extracto del derecho a la pereza que Paul Lafargue, yerno de Marx, enalteciera frente a la apología industrial del trabajo, especialmente del asalariado, y la ideología del productivismo, a diestra y siniestra. No fue el único que condenara tal actitud, otros autores más o menos contemporáneos insistieron en esa idea, como Nietzsche o Melville. El creador de Moby Dick condensó su crítica en la sentencia "preferiría no hacerlo" que repentinamente lanza Bartleby, el escribiente, en el relato de homónimo título. O más recientemente Bob Black, en su propuesta de abolición del trabajo.

Pero es que lo pudiera seguir pareciendo quimérico, aún hoy que urge su reparto, reciclaje y, especialmente, su replanteamiento, en este tiempo de descomponedores -en atinada descripción de Marga Mediavilla- en el que estamos entrando de "todo esto que llaman crisis y algunos creemos que es, simplemente, el encuentro de la economía capitalista con los límites del planeta" -y debemos ser muy conscientes de que nos estamos enfrentando con esos límites-, "es preciso decidir qué cosas no vamos a poder mantener y debemos dejar caer cuanto antes para que no nos lastren", entre ellas esa obsesión enfermiza por el trabajo, la producción y el crecimiento: "En esta década estamos empezando a vivir una época en la historia humana que se asemeja al otoño tardío y el principio del invierno: el momento en que las energías declinan y todo se descompone. [...] Es tiempo de cuidar el suelo social de las experiencias de economía y vida alternativa, de alimentar radicalidades y cuidar las bases de los partidos políticos repensando sus ideologías. Si sabemos cuidar ahora ese humus quizá, cuando vuelvan a llegar los momentos de energía excedentaria, tengamos suficiente fuerza para alimentar proyectos políticos realmente renovadores; pero, si ahora descuidamos el alimento de las raíces, no seremos capaces de nutrir y hacer crecer las alternativas y seguiremos cayendo la cuesta del lento e inconsciente declive global".

Uno de los productos estrella del tiempo fabril, el plástico, contamina cada rincón del planeta, que podría ser envuelto ya en su totalidad en función de la cantidad elaborada desde la Segunda Guerra Mundial. Otro indicativo más de la nueva era geológica en la que realmente nos encontraríamos, el Antropoceno, debido al colosal impacto de las actividades humanas. La producción de este material no deja de crecer, al igual que las consecuencias por su enorme propagación, su lenta degradación o sus efectos sobre la cadena trófica. Sin embargo, la gravedad de este asunto no ocupa como debería las primeras planas de las preocupaciones terrenales. La situación de las bolsas, esa gran ruleta del dinero utópico, viene perturbando desde principios de año los gabinetes de los patronos del chiringuito. Un cierto agotamiento de los parches y el pesimismo de los mercados parecen marcar esta tendencia con carácter tautológico, a juicio de los entendidos. Lo que en realidad esconde es la insistencia en continuar un modelo económico basado en burbujas y la descompuesta situación de la banca -especialmente la italiana y la alemana en Europa-, pero lo fácil ahora es, según el profesor de Economía Ha-Joon Chang, echar la culpa a China de la turbulencia de los mercados: "Lo que verdaderamente ocurrió es que Norteamérica y Europa occidental nunca se recuperaron de verdad de la crisis de 2008. [...] Por si eso no bastara, gran parte de la recuperación se ha debido a burbujas financieras, infladas por compras de deuda pública (expansión cuantitativa) que se convierten en inyecciones de efectivo al sector financiero. [...] Parece entonces que las principales causas de la actual tormenta económica se encuentran en las naciones más ricas, especialmente en las economías dirigidas por el mercado financiero de Estados Unidos y Reino Unido. Después de 2008, tras rechazar una reestructuración profunda de sus economías, la única forma en la que podían lograr una mejora era creando otra serie de burbujas financieras. En su discurso, los gobiernos y los sectores financieros transformaron una recuperación agónica en una recuperación espectacular. Propagaron así el mito de que las grandes burbujas son signo de economías saludables. Independientemente de que las actuales turbulencias del mercado lleven o no a una caída continuada o a un derrumbe, son una señal de que hemos desperdiciado los últimos siete años apuntalando un modelo económico en bancarrota".

Las dificultades del sistema financiero europeo demuestran que no era un problema exclusivo de los países del sur: las dudas sobre el alemán han brotado con fuerza tras el derrumbe bursátil de su buque insignia, el Deutsche Bank, hasta el punto de calibrar si estamos ante el próximo Lehman Brothers. Al parecer, los inversores ya no se fían del relato oficial de la "unión bancaria" y están vendiendo bonos de bancos y gobiernos, y comprando los famosos seguros de impago o permuta de incumplimiento crediticio (CDS, por sus siglas en inglés: credit default swaps). Lo que parece cada día más evidente es que estamos ante un nuevo ciclo político en medio de una economía agotada, en una fase muy larga de estancamiento y sin plan B definido. El economista José D. Roselló apunta, entre otros problemas, las posibilidades de que las políticas de Expansión Cuantitativa no hayan servido para que muchos bancos importantes de Europa “hayan llevado a cabo una limpieza profunda de sus activos, sino que hayan empezado a tapar cosas, ocultar riesgos que no habían reconocido”. Y también empieza a planear la probabilidad de un nuevo crash global, porque, según el divulgador y activista Luis González Reyes -coautor con Ramón Fernández Durán de la obra fundamental La espiral de la energía-, el principal problema es que las políticas expansivas –la FED inyectó dos billones de dólares a la economía– no han tenido un “efecto distributivo”, sino que sólo han servido para “maquillar los balances de los grandes agentes y contener por un tiempo una caída mucho mayor, pero no ha llegado a la población de a pie. La inversión no ha llegado a la economía productiva, entre otras cosas porque ya no hay rentabilidad en la economía productiva”, sino que han inflado los mercados especulativos. Con cifras récord de acumulación de riqueza y desigualdad, inéditas desde 1929, las empresas cada vez tienen más dificultades para colocar sus mercancías y conseguir las tasas de rentabilidad deseadas. La solución a este problema hasta 2007 fue la expansión del crédito a toda costa, sin una base real que lo respaldase. La gran pregunta ahora es si las medidas económicas ante esta crisis estructural –las famosas políticas expansivas– llevarán a otra recaída cuando se retiren las ayudas, porque de fondo hay una economía financiera que en 2015 era ocho veces más grande que la economía real.

Entre las nuevas burbujas que se están rompiendo aceleradamente, el pinchazo de la industria del fracking causado por la caída del precio del barril de crudo. Para González Reyes, el escenario que se abre, una vez superado en 2005 el pico del petróleo convencional –el más fácil y barato de extraer–, es de “fuertes fluctuaciones en los precios del barril”. Cuando el precio vuelva a subir, “nos encontraremos otra vez con un recrudecimiento de la crisis, algo que hará que la demanda vuelva a bajar, y con el descenso de la demanda caerá una vez más el precio del petróleo, con grandes oscilaciones amplificadas por la especulación en los mercados financieros”. En definitiva -en las lúcidas palabras de González Reyes-, “es como si el corazón del capitalismo estuviese sufriendo una arritmia brutal provocando crisis cada vez más complicadas”. El ejemplo de Siria es paradigmático, con la confluencia de colapso social, económico y ambiental en la que irán entrando otros países: el país asiático sufrió una gravísima sequía de 2006 a 2011 y pasó desde 2012 de exportar a importar crudo tras traspasar su pico petrolero, fortaleciendo la crisis económica, mermando la capacidad agrícola y sumando causas para la guerra civil y la consecuente crisis humanitaria de los refugiados, con millones de sus habitantes fuera de sus fronteras. Porque la globalización también lo es de los contratiempos, de las incógnitas y de alguna que otra certeza: una Europa sin agricultores en manos de monopolios, el cierre de la histórica Tabacalera en La Rioja como un reflejo del sistema o la lista Falciani y los servicios de pago como el indicio de una corrupción estructural e internacional. Llegados a este punto, hay que ser conscientes del cáncer del capitalismo crepuscular: su financiarización extrema -descrita como "exuberancia irracional" por uno de los (ex) gurús de los mercados, Alan Greenspan- o cómo la "Gran Deuda" está colapsando la economía real. En un artículo básico para entenderlo, Economistas sin fronteras explican con detalle sus causas y consecuencias:
"La deuda pública de más de 35 billones de dólares de las economías del G7, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y EEUU, en conjunto supone un 100% del PIB, equivalente a la mitad del PIB mundial. Sólo la deuda americana comporta el 24% del total, parecida al 23% de la zona euro. Por cada 1% de intereses que se pagan de la deuda, los países de la eurozona y EEUU transfieren al sistema financiero 350 mil millones de dólares, más o menos el total de la deuda griega. Desde el año 2000 se multiplicó por 2. Creció desde entonces a un ritmo del 8,5% anual. [...] En España el segundo capítulo de gasto, después de la sanidad, es el pago de los intereses de la deuda. Según el último informe del ministerio de economía las deudas están en el entorno del 100% del PIB: un billón de euros. El tipo de interés medio del saldo vivo de la deuda pública española es aproximadamente del 3,5%. Se pagan unos 35 mil millones de euros al año en intereses. La vida media de la deuda española es de 6 años y medio, y si los tipos de interés suben, EEUU ya lo ha hecho este último mes de diciembre, los gastos financieros crecerán inmediatamente. No hay margen presupuestario para reducirla, todos los años se emite deuda para renovar la que vence y los inversores exigirán más rentabilidad. [...] Esta vez la crisis financiera impactó en el corazón de la economía capitalista globalizada y no en las periféricas. La tradición era que las economías subdesarrolladas, hoy eufemísticamente llamadas emergentes, se declararan en quiebra ante la imposibilidad de atraer las divisas necesarias para los pagos de amortizaciones e intereses del endeudamiento derivado de las importaciones de capitales o de bienes y servicios que carecían por su condición de economías atrasadas y dependientes. La bancarización incontrolada de la economía mundial, inicialmente de bancos estadounidenses, se originó al final de la segunda guerra mundial. [...] La expansión del sistema financiero mundial de las últimas cuatro décadas acabó en un extraordinario colapso entre 2007 y 2008. La quiebra bancaria de EEUU y Europa trajo la Gran Recesión y ésta condujo a la Gran Deuda pública. Los bancos al quebrar generalizan un efecto contractivo, “dominó”, de pánico financiero descontrolado y de alarma social. El salvataje público de la banca tradicional o comercial de los países desarrollados fue para no provocar una crisis sistémica. La Gran Deuda fue el resultado de las ayudas dispuestas al rescate del sistema financiero y de la consiguiente caída de ingresos fiscales. La “tormenta perfecta” se consumó con la “Gran Recesión” que incrementó los gastos en seguros de desempleo y otras ayudas sociales, y el aumento del gasto en pensiones provenientes de masas ingentes de trabajadores prejubilados. Las ayudas a los bancos y las recapitalizaciones han estabilizado los balances de los grandes bancos “sistémicos”. Sin embargo, la industria financiera no ha dejado de crecer y concentrarse: 10 empresas financieras gestionan una cartera de fondos de inversión de 19 billones de dólares, el 25% del PIB mundial y el mercado de derivados alcanzó un saldo, astronómico de 700 billones de dólares, casi 7 veces el PIB mundial".
Así, en este momento de calma chicha antes de la próxima -¿y definitiva?- tormenta económica, cuando el colapso energético y ecológico se va arrimando, parece que los temas locales pesan menos -pero no tanto- en el contexto global. Por ejemplo, cuál puede ser la ruta del dinero en el debate actual de los pactos políticos en España, según la periodista Olga Rodríguez: "El mundo del dinero llama inestabilidad al riesgo de que no se forme un gobierno a su servicio, y no al hecho de que aumenten la precariedad y la pobreza. El presidente del BBVA, Francisco González, ha dicho que “a los que invierten y crean puestos de trabajo no les gusta la incertidumbre”. También en los medios se airea el miedo a la ingobernabilidad, a la incertidumbre, a la inestabilidad. ¿La ingobernabilidad de qué? ¿La incertidumbre de quién? ¿La inestabilidad en perjuicio de quién? Los defensores del “que todo siga igual” conciben la incertidumbre de forma muy diferente a como la sufren millones de personas que están desempleadas, que tienen un trabajo inestable o que padecen el recorte de los derechos laborales y ciudadanos. Esa incertidumbre llevamos padeciéndola años, pero no hay seriales informativos y políticos dedicados a ella, porque nuestras incertumbres fortalecen sus certezas. [...] En su último informe, titulado 'Gobernar para las elites', Intermon Oxfam detalla la enorme desigualdad económica que nos afecta, y emplea para ello una cita de quien fuera juez del Supremo de EEUU, Louis Brandeis: “Podemos tener democracia o podemos tener la riqueza concentrada en pocas manos, pero no podemos tener ambas cosas”. De eso trata esta época vertiginosa que vivimos. De buscar gobiernos capaces de paliar la emergencia social o, por el contrario, de apostar por más recortes, por más austeridad, por más latrocinio en nombre de la estabilidad.".

A estas alturas del desfalco, no hace falta ser un lumbreras para saber cómo funciona la cadena de favores en esa ruta del dinero, con puertas giratorias entre las oligarquías política y empresarial desde la dictadura franquista, especialmente en el sector del ladrillo, como ejemplifica FCC. O qué trascendencia tiene el último rugido del estadista, según la también periodista Rosa Mª Artal: "Irrumpe Felipe González en las deliberaciones para el nuevo gobierno, pretendiendo sentar cátedra, pero no ha conseguido sino certificar los estertores de un tiempo caduco.[...] ¿Ha dicho media palabra al menos de los desahuciados de sus casas, de los parados, del trabajo miseria que crea la Reforma Laboral del PP, de los recortes tan precisos en ideología neoliberal, de la merma de libertades, del autoritarismo? ¿Ha pedido que se deroguen las leyes Mordaza? No, quiere que siga el PP con la abstención de su propio partido. [...] Una España sobrecogida por la corrupción, una Europa que se dirige ciegamente al fascismo y al más descarnado egoísmo, distrae su atención con las maniobras de Felipe González. Pero no tanto como esperaba. Hay otra España más instruida -que probablemente sus políticas contribuyeron a formar-, que prescinde de él por completo". O por qué cinco días en prisión demuestran que los titiriteros tenían razón: para Ignacio Escolar, "si querían denunciar con su obra que el poder utiliza el espantajo del terrorismo como excusa para aplastar cualquier disidencia, sin duda lo han conseguido". Por si no habían tenido suficiente, el final de la fiesta trae días de resaca y furia. Y es que, como tercia Suso de Toro, la Transición, hasta las heces: "Esta vez el título me quedó tan dramático como cursi, pero es que este final de época es patético y ridículo. Una agonía que resume la Fiscalía y un juez de carrera y clara connotación franquista que mete presas a dos personas por un delito que no existió, hacer propaganda de ETA, pura persecución de la libertad de expresión. Ese es el verdadero espectáculo siniestro y no el de los títeres y está siendo el broche de porquería que cierra el periodo histórico iniciado en la tan reivindicada Transición. Llamando 'Transición' a aquella operación política se ocultó que se trató de 'la Reforma', ya que 'la Ruptura' no fue posible. Evidentemente, esa democracia fue mucho mejor que el franquismo anterior, pero se trataba de ocultarnos que no romper con el franquismo sino interiorizarlo encerraba un grave problema. El cáncer que anidaba en el Estado se fue extendiendo por todo el sistema político hasta anularlo".

Tiene que quedar muy claro que no podemos dejar nuestro futuro en manos de majaderos y señores de la guerra, que la democracia y las grandes fortunas son incompatibles, como es imposible alcanzar la libertad sin tener la existencia social garantizada, que tampoco se puede ni se debe prescindir de las libertades civiles -y ese parece ser el camino que está eligiendo hoy nuestro continente-, tal y como se demanda en un indispensable manifiesto internacional: "Europa marcha hacia su decadencia. El continente que pretendió emerger de la posguerra como garante de las libertades y derechos civiles, se está hundiendo en la naturalización de la barbarie y en el vacío de una forma de gobierno crecientemente autoritaria. Enfrentada a la crisis más severa de su historia reciente, ha elegido el peor de los caminos, emprendiendo políticas que creíamos erradicadas". Que le quede claro igualmente a la vieja (y a su recambio patrocinado) plutocracia de la Sacrosanta Transición que nos viene desgobernando por qué no nos representa. Y que lo que se entiende por la izquierda debe analizar sus propios errores, reconstruyéndose desde la crítica con espíritu libertario, y cambiar de paradigma ante la encrucijada histórica presente, prescindiendo sin demora del dogma crecentista: "Las sucesivas crisis, el escandaloso aumento de la desigualdad y la persistencia de la pobreza también en los países más industrializados dejan pocas dudas sobre la naturaleza política de ese problema económico. ¿Cuántas décadas de crecimiento más harán falta para constatarlo? Y si la pobreza, la exclusión social y la desigualdad no serán resueltas por el crecimiento económico, mucho menos aun lo será el problema de la sostenibilidad, sacrificada precisamente en el altar de ese crecimiento en el que tanto se confía, y que en realidad está resultando antieconómico".

Tal vez, en esta calma chicha, a la expectativa, entre la pereza y la quietud -y parafraseando el hermoso texto de Olga Rodríguez-, si los miércoles televisaran recitales de poesía en 'prime time'...
Es inevitable preguntarse qué pasaría si en los parlamentos se reconociera a los millones de personas, sobre todo mujeres, que trabajan sin tener empleo ni sueldo, porque el trabajo no es solo estar contratado por una empresa. Cómo sería que el debate político se centrara en buscar de qué modo podemos ser medianamente felices. Si las leyes no olvidaran nunca que progreso no es el crecimiento económico de unos pocos. 
Si los legisladores recordaran que necesitamos tiempo para contemplar la belleza de un atardecer y para pensar siempre qué queremos ser, porque ¿quién puede vivir sin hacerse preguntas ni mirarse dentro? 
Es alimento preguntarse cómo sería que en la escuela nos enseñaran Derechos Humanos y la biografía de miles de personas que lucharon duro para conquistarlos. Que en el instituto nos examinaran de Historia de las reivindicaciones laborales. 
Es inevitable preguntarse cómo sería el mundo si las ciudades estuvieran diseñadas para las personas y no para los coches y las oficinas, si los niños tuvieran más espacios para el juego y los adultos más días para jugar con ellos. Cómo sería si trabajáramos cuatro días a la semana y descansáramos tres. Si desde pequeños nos enseñaran que la palabra y la voluntad no lo abarcan todo, pero es lo más valioso que tenemos. Si todo el mundo pudiera contar con alguien, si la confianza le ganara al recelo. [...] 
Es necesario soñar despierto, porque no hay acciones sin sueños. Soñar con horas descalzas, con pentagramas libres y compases certeros, con hojas en blanco en las que aún está todo por pasar. Con calles llenas de gente despertándose colectivamente. Soñar con la posibilidad de reinventarnos, porque siempre se puede escribir el futuro de otra forma. Porque merecemos menos impunidad, menos desigualdad, menos tristeza y más segundos hermosos e inmortales. Y más sonrisas que tengan mucho que contarse.

viernes, 12 de febrero de 2016

fin de fiesta


Cinco minutos antes del crepúsculo de los dioses. Fotografía de Carles Francesc.

"En el Partido Popular, la fiesta no se acaba nunca"
[Ricardo Costa, quemados del expolio]

"Es incompatible estar en política y ser honrado"

Esta instantánea representa fielmente el espíritu de un instante: el triunfo momentáneo en 2010-2011, en la cresta de la ola antes de la caída. El canto del cisne de una época que hoy se derrumba. Lo mejor de cada casa: impunidad, nepotismo, soberbia, oscurantismo, saqueo, cinismo, intolerancia, despotismo, podredumbre y esperpento todo a un tiempo. Un icono pop de la tragicomedia de la Cultura de la Transición, y los cuentos de la estabilidad, la confianza, el interés general, la unidad de España va bien, la corrupción no es estructural y todo es ETA salvo alguna cosa.


El fin de la fiesta tiene ese lado tenebroso: apurar hasta el último sorbo, darlo todo, morir matando. Porque, ¿qué es robar al lado de unos perversos titiriteros? Además, siempre hay margen para el escapismo, si se tiene a mano una puerta estelar. O 10.000 aforamientos. Y de lo dicho y hecho, aquí paz y después gloria:



miércoles, 10 de febrero de 2016

JeSuisTitiritero


#LibertadTitiriteros

Cuatro días -y cinco noches- llevan en la trena. Los malvados titiriteros. La libertad de expresión lleva bastantes más, entrando y saliendo, según lo que disponga el carcelero de turno. Prisión preventiva y punto. Así lo ha dispuesto un auto surrealista para encerrar cómicos que se pasan de libres realizado por un juez que, vaya, de un juez que ya tal. Porque en este país de sátira la cordura está siendo exiliada a latigazos. Su delito: usar una pancarta para representar un montaje policial -enaltecimiento del terrorismo según el juez- y estar en posesión de un libro ácrata. Una detención que sorprende y no se entiende entre la mayoría del público presente. Con todo, un delito de ficción. Da en el blanco Olga Rodríguez analizando la calidad del auto y de los que se la cogen (intencionadamente) con papel de fumar:
La redacción es propia de un anexo de 1984 de Orwell. Si no fuera porque la situación es preocupante y trágica, el auto podría comercializarse como revista de humor en los quioscos. Los acusadores saben que las marionetas no son reales, pero hablan de ellas como si lo fueran.
Siguiendo los argumentos que ahora se airean, los mismos que se escandalizan y nos llaman etarras a quienes criticamos el arresto de los titiriteros, deberían retractarse de su apoyo a la revista Charlie Hebdo, tendrían que censurar cuentos como El lobo y los siete cabritillos o El traje del emperador (donde el pueblo se mofa de la autoridad porque va desnudo) o películas como Star Wars, donde matan a senadores.
También deberíamos quemar la mitad de la literatura y dramaturgia publicada en los últimos siglos, vetar los títeres de Lorca  o los de Jacinto Benavente, el Premio Nobel, quien en 1912 representó él mismo una obra de títeres en la que una marioneta golpeaba con la cachiporra a su hijo, a un negro, al boticario, a un policía cuando intenta detenerle, al juez, al verdugo y al demonio. Qué desvergonzado. Y nunca le metieron en la cárcel. Ya puestos, deberíamos volver a prohibir el Carnaval, como ya hizo el franquismo, por ser una fiesta pagana en la que se da rienda suelta a la risa, la transgresión y el disfraz.


Los niveles de cinismo, podredumbre, toxicidad y despotismo que se están alcanzando empiezan a ser insoportables. De nuevo, la voz de su amo, tan profesional para amplificar el discurso propagandístico del estercolero financiero-político, haciendo impagable y eficientemente el trabajo sucio. Otra vez, esa Justicia tan firme y desproporcionada con los débiles mientras los mafiosos siguen de rositas. Unos y otros machacando la libertad de expresión con la que tanto se llenan sus bocazas cuando declaman Je suis Charlie. Finalmente, el papelón de un Ayuntamiento de Madrid medroso y frágil, tratando de contemporizar con los caníbales que ya han hecho mondadientes de los saltimbanquis. Una política ciega salvada in extremis por la inteligencia colectiva en red nacida el 15M. Un esperpento del esperpento que no es inevitable. Porque como tan bien contextualiza este asunto Rosa Mª Artal en relación con la feroz coyuntura actual, las balas de furia y fango contra los titiriteros van dirigidas en realidad contra todos nosotros:
Túnicas y polichinelas más o menos afortunados para enfrentarse al bombardeo constante e inmisericorde de lo que toda la vida se llamó los poderes fácticos, hoy con la prensa entre ellos. Ya no Cuarto Poder al servicio de la sociedad, sino Tercer Pilar del Sistema corrupto. Aunque su peso es aplastante, otro periodismo, el periodismo, sigue abriéndose paso entre las vías de los tiempos oscuros. Por las brechas de la posibilidad, como escribió John Perry Barlow (@JPBarlow), uno de los primeros teóricos de Internet. Quien lo quiere realmente puede informarse. Y las campañas de tan escandalosa obviedad terminan por caer sobre sus actores: es como escupir al cielo. En vertical, todo es más racional y prosaico de lo que parece.


Hola, soy guionista y titiritero de La Bola de Cristal y exijo ser enjaulado inmediata y retroactivamente por mi constante enaltecimiento del Mal, despreciando la inteligencia de la audiencia y propagando las siete plagas de Egipto entre la chavalería.
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Actualización jueves 11: Los dos titiriteros fueron puestos ayer por la tarde en libertad con cargos, porque fiscalía y juez no están dispuestos a bajarse del burro, con medidas cautelares propias de un peligroso mangante en serie tipo Blesa, Pujol o Urdangarín al que precisamente no se le aplican: comparecencia diaria, retirada del pasaporte y fijación de un domicilio donde puedan ser localizables. No solo eso, sino que en el tiempo que estuvieron recluidos se les aplicó el régimen FIES, es decir, que "por hacer una maldita obra de teatro, esas dos personas no sólo han pasado cinco días en prisión, sino que han sido declarados enemigos del Estado", según certera reflexión de Iñigo Sáenz de Ugarte. Sin embargo, y esto es lo más grave, no hay prueba alguna que los relacione con "banda armada", a pesar de los habituales intentos de intoxicación informativa:
No es argumento incriminatorio un panfleto sobre los males de la democracia que les encontraron, y que el Ministerio de Interior procedió a filtrar al diario El Mundo para que ese periódico lo publicara como forma de describirlos como enemigos de la sociedad. La difamación, y esto lo sabemos desde hace tiempo, es una herramienta que ha utilizado antes el Ministerio para atacar a los enemigos políticos del Gobierno cuando no había pruebas para iniciar una investigación judicial.
Lo que sí es relevante en toda esta farsa es que juez y fiscal ya aparecieron juntos en las revelaciones derivadas de Wikileaks como colaboradores necesarios con los que habló la Embajada norteamericana para presionar sobre el archivo de causas judiciales abiertas en España contra militares y políticos estadounidenses. Los mismos que hoy apuestan por una peligrosa y delirante doctrina expansiva de la limitación de la libertad -en un claro atentado contra derechos fundamentales y de abuso de detenciones- son los que trabajaron tanto para lograr el fin de la juridiscción universal, o lo que es lo mismo, evitar el cumplimiento estricto y total, sin límites de ningún tipo, de los derechos humanos.
Ahí sí que hay caso.

viernes, 5 de febrero de 2016

lecciones de democracia, por el diario global



Hubo un tiempo en el que 'El País' era el rotativo español de referencia y con criterio para gentes progres o bien informadas -referencia en general de la escasa prensa seria nativa-, cuando se denominaba "diario independiente de la mañana". Un día, preso del delirio multimedia dentro del desvarío general de la burbuja Marca España, pasó a convertirse en "el periódico global en español", pero casi al día siguiente, ahogado por las deudas, purgado de redactores y plumas críticas -pero no de los pastizales de los directivos- y sometido al rescate de un fondo de inversión, se quedó en "el periódico global" a secas. Era el momento en que el millonario lumbreras del hundimiento anunciaba las rebajas -el ERE a la plantilla- con una de esas sentencias míticas de la crisis: "No podemos seguir viviendo tan bien".

Global, como alegoría perfecta del panfleto neoliberal al que ha quedado reducido en su 40º aniversario. Hace 40, 30, 20 y aún hasta hace 10 años el diario podía presumir de dar alguna lección de democracia. Hoy, convertido en una caricatura de sí mismo -como demuestra el nivel maribel del editorial del pasado domingo-, ya solo nos enseña tristemente cómo ser fiel reflejo crepuscular de un sistema corrupto y decadente, pero cumplidor lacayo de la dictadura financiera.