papeles de subinformación

martes, 21 de agosto de 2012

reconfortado, recauchutado..


Austeros y reconfortados, como indica su cintura...

"A veces estamos pensando siempre en lo material, y al final los seres humanos somos sobre todo personas, con alma y con sentimientos,
y esto es muy bonito y me reconforta mucho"

[Don Tancredo, ¿presidente? del (des)gobierno,
recauchutándose en Doñana]

Por eso mismo, el régimen ha decidido eludir las necesidades materiales de las personas y apostar por salvar el alma y los sentimientos del terrorismo financiero:

Si lo hemos entendido bien, y no era fácil porque somos un poco bobos, la economía financiera es a la economía real lo que el señor feudal al siervo, lo que el amo al esclavo, lo que la metrópoli a la colonia, lo que el capitalista manchesteriano al obrero sobreexplotado. La economía financiera es el enemigo de clase de la economía real, con la que juega como un cerdo occidental con el cuerpo de un niño en un burdel asiático. Ese cerdo hijo de puta puede hacer, por ejemplo, que tu producción de trigo se aprecie o se deprecie dos años antes de que la hayas sembrado. En efecto, puede comprarte, y sin que tú te enteres de la operación, una cosecha inexistente y vendérsela a un tercero que se la venderá a un cuarto y este a un quinto y puede conseguir, según sus intereses, que a lo largo de ese proceso delirante el precio de ese trigo quimérico se dispare o se hunda sin que tú ganes más si sube, aunque te irás a la mierda si baja. Si baja demasiado, quizá no te compense sembrarlo, pero habrás quedado endeudado sin comerlo ni beberlo para el resto de tu vida, quizá vayas a la cárcel o a la horca por ello, depende de la zona geográfica en la que hayas caído, aunque no hay ninguna segura.
De eso trata la economía financiera. (...) 
La economía financiera no se conforma con la plusvalía del capitalismo clásico, necesita también de nuestra sangre y en ello está, por eso juega con nuestra sanidad pública y con nuestra enseñanza y con nuestra justicia al modo en que un terrorista enfermo, valga la redundancia, juega metiendo el cañón de su pistola por el culo de su secuestrado.
Llevan ya cuatro años metiéndonos por el culo ese cañón. Y con la complicidad de los nuestros.

[Juan José Millás, Un cañon en el culo,
Relaciones imposibles: economía real-economía financiera]
.
Pues eso, recauchutando: cada día más totalitario, cleptocrático y caníbal. Como dios manda. ¿Todavía queda alguien que no lo entienda..?

jueves, 9 de agosto de 2012

citius, altius, fortius... mortius



Las Olimpiadas abren todos los días los telediarios. Un circo que atiborra horas de espectáculo fastuoso y decadente, aplastando definitivamente la esencia del deporte. A pesar de todos los estereotipos y maniqueísmos habituales, parece claro que hacer un recuento diario de chapas es más relevante que informar sobre cómo se deja a los inmigrantes no regularizados sin asistencia sanitaria gratuita, el enorme crecimiento de las desigualdades sociales y su origen o las recetas del BCE en bajadas generales de sueldos, salario mínimo y prestaciones por desempleo. Y a pesar también de que se sabe -y apenas cuentan- varias cuestiones mucho más graves en relación con el millonario y pródigo evento: se ha producido el mayor despliegue militar en Gran Bretaña desde la II Guerra Mundial -en una suerte de ensayo contra futuras revueltas-, se han instalado de modo permanente millones de cámaras y otros dispositivos de seguridad y la zona olímpica ha sido declarada paraíso fiscal y monopolio para que campen a sus anchas multinacionales y patrocinadores. Motivos más que suficientes -y demócratas- para comenzar un informativo y ofrecer varios minutos de análisis en profundidad. Pero va a ser que no.


El totalitarismo corporativo lo empieza a cubrir todo, precediendo a un nuevo orden feudal, gracias a la generosidad y tesón máximos con los que les asisten los ejecutores del derrumbe, todo ese compuesto de (des)gobiernos e instituciones títeres o -directamente- golpistas. Y demos gracias, porque nuestro maltrecho blasón nacional afirma, el mismo día que inicia sus vacaciones, que "está encantado de trabajar y más en estos tiempos difíciles". Pero el festival de humor ha alcanzado la cota semanal con las declaraciones de los portavoces de guardia del partido único, cara A y cara B, sobre la expropiación de alimentos básicos en dos supermercados -"asalto" según el régimen- realizada por el Sindicato Andaluz de Trabajadores:


Un partido de gobierno no asalta supermercados, un partido de gobierno cumple las leyes, un partido de gobierno tiene que dar ejemplo a los ciudadanos [cara A, Alfonso Alonso]

Que la ley se cumpla y se cumpla en todos los órdenes, también indudablemente por quien debe perseguir el delito desde el ámbito policial y judicial [cara B, Soraya Rodríguez]
La guinda del pastel la pone el casposo testimonio del inefable ministro de la (des)gobernación -el ordenanza en la detención de los "asaltantes"- que retrata a la perfección el interminable cinismo y el discurso hueco de los plutócratas:
No aspiramos a que haya paz en los cementerios, es evidente que tiene que haber una razonable conflictividad en unos momentos como estos. Lo que pasa es que el conflicto hay que encauzarlo de forma adecuada y de forma razonable para su solución. Y en un estado democrático y en una sociedad democrática, en un estado de derecho, ese cauce es la ley.
Pero la verdad es bien otra, porque un (supuesto) partido de gobierno no asalta los servicios públicos, no asalta los derechos de las personas, ni tampoco la radiotelevisión pública para manipular y borrar cualquier atisbo de independencia informativa. Sí, un partido de gobierno tiene que dar ejemplo a los ciudadanos, cumpliendo la ley -en todos sus órdenes- para garantizarles dignidad y bienestar. Y sí, desde luego, debe perseguir el delito: corrupción y redes clientelares mafiosas, pleitesía a la dictadura financiera, represión policial y política, transferencia de soberanía sin consulta popular, miseria, precarización y exclusión social generales... ¿seguimos? Ese cauce es la ley, pero ¿qué ley, la de los mercados? ¿Qué democracia, la que impone la farsa parlamentaria? ¿Y quiénes son los verdaderos ladrones? Porque, como se ha coreado en la calle, por qué mandan los bancos, si no los he votado y antes era Franco, ahora son los bancos. O porque, como alertaba la pintada de un parque de bomberos madrileño en el post anterior, si no hay justicia para el pueblo, no habrá paz para el gobierno.

Así que, respecto al conflicto -más allá de lo que pueda dar de sí la "cumbre social" de los sindicatos orgánicos, otra puerta puede abrirse con la iniciativa Ocupa el Congreso, de la Plataforma ¡En Pie!, prevista para el próximo 25 de septiembre-, escuchen bien:
somos la inmensa mayoría, somos el pueblo, tenemos razón, y no vamos a dejaros pasar.


viernes, 3 de agosto de 2012

derrumbe s.a.


Los símbolos, en caída libre...

No deja de ser muy sintomático que en una misma jornada se caiga la bandera de tu país -más bien, el ridículo banderazo de Colón- y su corona -un tropiezo lo tiene cualquiera, pero la entidad anda ya muy trastabillada. No deja de ser muy sospechoso que todos los días anuncien desde el (des)gobierno operaciones antiterroristas, lo que equivale a un lanzamiento constante de cortinas de humo. No deja de ser muy revelador que se proyecte desde ya la privatización de la vigilancia en las prisiones -al igual que se van externalizando otros servicios públicos, como hospitales o colegios-, con la pobre excusa de liberar funcionarios y agentes para otras labores, pero, en realidad, con el interés muy particular de rescatar y mantener el negocio de las amistades en las empresas de escoltas, ¿verdad, señor Orejas? Y no deja de ser tan vergonzoso que el (des)gobierno presente a Europa un ajuste total de cien mil millones de euros sin explicárselo hoy a sus ciudadanos, en la lamentable rueda de prensa que el ¿presidente? ha concluido con un "feliz verano, a quien pueda".

Y todo ello, al mismo tiempo que el Mago Dragui y Don Tancredo siguen aferrados a su discurso habitual: la nada. No decir nada, mientras el totalitarismo de la impaciencia en "los mercados" impone su ritmo de tajos sociales a golpe de motosierra. No decir nada, mientras el golpismo se ha institucionalizado como divisa política, abandonando la principal premisa establecida en el (ya) cadáver constitucional que establecía un "estado social y democrático de derecho": garantizar el bienestar general de la ciudadanía por encima de los intereses particulares. No decir nada, mientras se echa el resto para salvar al zombi bancario -recordemos, prioridad absoluta en los pagos, y así se demuestra en el colapso de Cataluña-, pero no hay nada decidido sobre la prórroga en la ayuda de los 400 euros. No decir nada, mientras se ha realizado el mayor fraude electoral -tras el timo de la reforma constitucional que ejecutó el partido único y que antepone el interés financiero al social- y que es un paso más en esta estafa mafiosa que llaman crisis. No decir nada, mientras esta calculada (veremos hasta dónde), enfermiza -y muy fascista- obcecación nos lleva al matadero.

Pero la nada también tiene sus plazos y ya los voceros del régimen sienten amenazados privilegios y  chiringuitos, con la indignación soplando sus nucas, como acertadamente analiza Pablo Iglesias Turrión en Rebelión:
Hoy la oposición al sistema político español no está en las sedes de las multinacionales ni en los cuarteles, sino que la ejercen los ciudadanos en la calle pidiendo más democracia. Parece que eso, y las consecuencias electorales que pudiera tener, es lo que da miedo de verdad.

Por eso va siendo hora de decir a estos portavoces del Régimen que los llamamientos a gobiernos de salvación nacional que cambian constituciones y legislan contra las mayorías no son propios de demócratas, sino de golpistas
Similar idea se lanzaba desde el editorial -ayer jueves 2 de agosto- del periódico regional La Rioja, pero esta vez haciendo un llamamiento a los sindicatos para que la protesta no se salga de los cauces ordinarios y quede en manos de "grupos marginales o antisistema" (sic). Vaya, vaya, va a ser que yerran el tiro -premeditadamente- porque los auténticos antisistema hace ya mucho tiempo que anidan ahí arriba, asociadas a las élites capitalistas, en el entramado institucional de esta falsa democracia.

Ahora es el turno de las personas, iniciando la fase de un proceso destituyente, del desescombro colectivo frente al derrumbe sociedad anónima, pero, como dice Guillermo Zapata, ¿y si ganamos, cómo sería ganar?:
La vida, tal y cómo nos la están imponiendo no es tolerable ni sostenible. Lo sabe el gobierno, lo saben los bancos y los sabemos todas las personas movilizadas, cabreadas, idnignadas, mejor o peor organizadas. Como lo saben, nos dicen que esa vida imposible es la única vida posible. A ese NO, que ellos nos imponen, tenemos que oponerle no otro NO, sino nuestro SI. La afirmación de nuestra capacidad, nuestra potencia colectiva y nuestra inteligencia. Somos capaces de cualquier cosa en la medida en que nos organicemos y seamos capaces de responder a la pregunta de partida… ¿Y si ganamos? ¿Cómo sería ganar?


miércoles, 1 de agosto de 2012

proceso destituyente



La cleptocracia y el crimen organizado -léase "los mercados", dictadura financiera o 1%- al que sirven, piden a la desesperada que los de abajo arrimemos el hombro -al tiempo que los de arriba abandonan el barco-, exigiendo nuevos sacrificios. Pues va a ser que no.

No me pagas, no consumo.
No me das trabajo, no consumo.
No me ayudas, no consumo.
No me proteges, no consumo.
No me rescatas, no consumo.

Tal vez, hay que decirlo más...


Advertidos del hundimiento, digámoslo alto y claro: ya no es posible volver a la quimera del crecimiento económico y a un sistema suicida sustentado en la ficción financiera. Y aunque algunos chillen ¡vivan las caenas!, la miseria -en el índice más alto de toda Europa- se visibiliza en el número ascendente de personas que rebuscan en los contenedores -a pesar de que los canden- y hasta la muy devaluada ONU ha emitido un informe censurando los últimos recortes, que bien se han encargado sus protagonistas de no darle la debida difusión. Ya dijimos que el dinero no se transforma, ni por mucho que el caduco Mago Draghi haga de la perversión del lenguaje un nuevo credo y sea la (penúltima) esperanza de los burócratas. Atina La Matriz y sus códigos cuando afirma que "Draghi no dijo nada de comprar deuda de españoles e italianos. Todos creyeron entender eso cuando aseguraba, críptico, que 'haría lo necesario para salvar al euro' sin ir mas lejos en el significado de esa afirmación". La realidad es más bien otra:
La intervención será una liquidación inmisericorde de lo poco bueno que quede en nuestro martirizado país. Hay que entender algo de manera definitiva. A los mercados les importa un soberano pimiento quien gobierna o deja de gobernar. Si hay castuza o no. La finanza se comporta como un fondo buitre y mira si hay oportunidad de hacer negocio con las ruinas de los Estados. Dejemos de creer que esto es un problema únicamente hispano y que los mercados son omnisapientes.


No hay vuelta atrás. En el callejón sin salida, cuando hasta la Justicia deja de serlo, las reformas estructurales son sinónimo de próxima esclavitud y sólo resta buscar los brotes verdes en las entrañas de un precario sacrificado en la tribuna del Congreso, un proceso destituyente ya está en marcha:
Un acelerado proceso de deslegitimación política no ya del gobierno, sino del mismo poder constituido tras la transición. Especialmente para la generación que nació después de la misma. La mayoría absoluta del PP y el control que ejerce en la mayoría de gobiernos autonómicos, lejos de suponer una garantía de estabilidad, exacerba con su bloqueo autoritario la rebelión contra un mando que cada vez más personas consideran parasitario. Este es el principal temor de los inversores y organismos internacionales y la principal razón de las intervenciones “técnicas” que acompañan los llamados “rescates”. La conclusión política es obvia. Si queremos cortocircuitar esta deriva hay que dejar de ver dicha deslegitimación como un peligro, y trabajar en serio sobre las oportunidades democráticas que se abren. Trabajar para lo imprevisible.
Este (des)gobierno lo sabe y su caída -y de los que le sucedan en modo tecnócrata o de concentración- es cuestión de tiempo. Colapso sistémico a la vuelta de la esquina. El cambio de fase en la protesta por la creciente movilización -cuantitativa y cualitativa, como se demostró el pasado 19J- pone contra las cuerdas a todo ese entramado de parásitos, pesebres y redes clientelares (#MafiaEspaña) que osan seguir viviendo (muy) por encima de nuestras posibilidades:
La crisis económica y política apunta cada vez más al régimen político, a la «democracia» tal y como la conocemos. Es la materialización de los lemas del 15M: «No nos representan» y «Lo llaman democracia y no lo es».
Por fin lo podemos decir: la fase destituyente se ha cumplido. Ya nadie cree que aquí hay democracia: sólo la dictadura financiera reforzada por el gendarme alemán y un gobierno pelele, preso de los mismos intereses financieros y alimentado por una clase política corrupta e incapaz. La cuestión es ahora ¿cuál es nuestra democracia?