papeles de subinformación

martes, 17 de abril de 2012

la herencia


Se queja el (des)gobierno de la herencia recibida para justificar -en parte- los recortes a golpe de motosierra en derechos y servicios públicos. Gimotea, pero no asume una herencia compartida entre las dos ramas del partido único bifaz que se han alternado en la gestión los últimos 30 años. Pero las cargas de la misma ya sabemos que no van a caer precisamente sobre sus hombros. En todo caso, se reservan la parte del león, por la vía del parentesco... ¿Será ésta la herencia verdadera a la que no van a renunciar?


De todas formas, si eres uno de estos afortunados que han conseguido empleo las últimas semanas o perteneces al selecto club del cargo perenne por derecho divino, siempre te quedará Botsuana para disfrutar de la herencia. Un lugar ideal para el reposo del guerrero, solaz del rey de la selva, porque no hay "nada mejor que la caza mayor para olvidarse de la cacería que sufre la mayoría". ¿Austeridad? Esa, ya saben, sólo para los pringaos y por supuesto remunerada por duplicado.


Y mientras, seguimos avanzando en el proceso de genocidio económico y social, del rodillo neoliberal a la criminalización de la precariedad y el estado penal, desde el fascismo económico al fascismo político. Y si a alguien le da por utilizar la mente y cuestionar el sectario discurso oficial, por si acaso, ya tenemos nueva cortina de humo con la que poner el grito en el cielo. Repsol o cómo confundir petrolera con patria, cómo confundir los intereses de una multinacional con los de todo un país. Repasemos su accionariado y sus acciones: más de la mitad de su capital es extranjero, evasión de impuestos, filiales en paraísos fiscales, desmanes sociales y ecológicos... Las cuestiones reales del asunto son: ¿dónde empezó el expolio de la herencia común, burócratas?, ¿a quién servís cuando acabáis con lo público en vuestro propio país? y ¿ahora, qué?

Dice bien -pero no acierta a qué- el presidente de la susodicha petrolera, el indignado Brufau (ver video):
la gente merece más cosas que las que estamos presenciando en estos momentos
Desde luego. Aplíquense el cuento.

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