papeles de subinformación

lunes, 25 de junio de 2012

cacerolada


El indiferente ya no es sólo indiferente. Es inmoral.

          Las cacerolas salen a la calle. Porque no somos números. Porque rescatan a los bancos y no a las personas. Porque privatizan los beneficios y socializan las pérdidas. [...] Y porque, en definitiva, la dignidad de las personas no se mide en primas de riesgo ni es un valor que cotice en Bolsa.

Porque el rescate y sus consecuencias revelan con toda su crudeza esta continua estafa mafiosa -no es una crisis, es capitalismo-, donde sólo se pone el máximo interés en salvar la ficción del chiringuito financiero, los privilegios de la avaricia y las anotaciones contables del 1%, pasando por encima de la mayoría social y destruyendo la economía real.

Porque su implicación principal, por mucho que ahora insistan en "romper el vínculo" entre deuda pública y privada, pasa una vez más por repartir al 99% el fracaso de sus delirios (financieros) de grandeza: "Este escenario pone de relieve que la insistencia en salvar al sistema financiero, al atar de manera definitiva el destino de las finanzas públicas al de los bancos, raya en una actitud suicida por parte de las autoridades europeas".


Porque la nadería, las mentiras y la incompetencia de los lacayos de la dictadura caníbal no tiene límites: ayer pedimos suprimir el Tribunal Constitucional, hoy hay que pagar los platos rotos de las autopistas, mañana cobraremos por ir a trabajar y respirar el aire de los parques...

Porque así las gastan los herederos prvilegiados del antiguo régimen y su pertinaz caciquismo, gracias al silencio cómplice de unos medios locales que no dejan de despedir trabajadores.

Porque ya no estamos indignados: estamos hasta los cojones.

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