papeles de subinformación

lunes, 8 de junio de 2009

el contrato social

[...] Entendemos que en la sociedad de mercado, el contrato abusa del espíritu y acción de la reciprocidad. Utiliza la intencionalidad de confianza, bondad y responsabilidad para abusar de las personas, haciéndolas creer en derechos humanos indispensables, vínculos democráticos, cultura de valores, "amistad" y "familia" de empresa y negocios, estima y respeto al valor de cada persona, etc., cosas que día a día las escuelas de negocios incorporan a sus verdades mucho más groseras. Con esta programación ideológica se pretende que en una relación de mercado algunos se comporten dando de sí todo lo que pueden, confiados, responsables y muy generosos. Luego, cuando acontece la "verdad" de unas cuentas o el verdadero interés de un contrato, se esfuman todos esos valores tan enaltecidos de responsabilidad humana.

Comparemos toda la vitalidad humana que se pide al asalariado para identificarse y sacrificarse por la empresa o institución afín, con el nulo reconocimiento de su vida humana ante los caprichos de la ganancia, tales como la "flexibilidad del mercado" o la "crisis financiera".

Frente a políticos, negociantes y empresarios caprichosos con su nivel de ganancias, hay algunos que no cesan de reconocer el valor de la vida humana al cesar el valor del trabajo. Pero esto no es una excepción contracorriente. Algo disonante para la misma legislación laboral y para toda la política económica del capitalismo caprichoso. [...]
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Extracto del ensayo de Ignasi Terradas "Acerca de un posible malentendido sobre la obligación de reciprocidad". Publicado en Éndoxa, 2002, 16, UNED.

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