papeles de subinformación

miércoles, 27 de febrero de 2008

salvapatrias # miserables

Se acerca la hora de los salvapatrias, afirman, con su discurso de gañán. La gente antigua con sus recetas de siempre: mano dura. Mucha moralina para los demás, ninguna moral para ellos. Son los currantes de lo mediocre. Los defensores del individualismo aislado frente a la libertad individual. Los fanáticos del capitalismo subvencionado, esa gente extraña cuya religión es el dinero escondida tras los valores crucificados. Nunca descansan, están en su ofensiva final, su modelo se agota, buscan más caras de su poliedro monolítico. Los camaleones del pensamiento único. Siempre fueron los mismos. Crean nuevos problemas para sus supuestas soluciones. Nuevas miserias, miserias eternas.

Hoy en este rincón del planeta, un planeta que es de todos, la inmigración es su pasaporte al cielo VIP que celosamente pretenden vigilar. Un cielo que creen sólo para ellos, arriba, siempre arriba. Sin embargo, vuelven a olvidarse que está dentro de ellos mismos, aunque no lo quieran ver. Hoy en este rincón del planeta el terrorismo es su lenguaje, juegan con sus palabras, acuden a él huérfanos de ideas. Buscando desesperadamente otro plato de lentejas. Parece su alimento, más bien es su carroña.

Los tristes quieren seguir robándonos la alegría. Los amantes de la muerte continuan sin aprender a vivir. Y tampoco están dispuestos a permitírselo a los que sí lo desean. Saben que somos muchos los que lo deseamos. Peligro, dicen, muchos buscando ser. Sus prejuicios se lo impiden. Peligro. Estamos cansados. Hastiados. Hartos de ellos. Los miserables y sus casquerías, ¿hasta cuándo?

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